Las vaginas tienen que ser felices. Si tu vagina está feliz tú también lo estarás.
Ella requiere tu atención para que la cuides y la mimes, igual que haces con la piel de tu cuerpo o con la de tu rostro para escapar de la celulitis o de las arrugas. Se trata sólo de un mantenimiento saludable.
Lo primero y fundamental para que tu vagina esté contenta es una buena higiene. Olvídate de los jabones perfumados con los que lo único que conseguirás es irritar y resecar tus labios, tanto los interiores como los exteriores, así como la entrada vaginal. Corres el riesgo de padecer infecciones, enfermedad inflamatoria pélvica y enfermedades de transmisión sexual (ETS). Lo mejor son los productos neutros, sin olor. Ten en cuenta que tu vagina es como una lavadora que se limpia sola. Puedes utilizar, por ejemplo, aceite de coco orgánico que te ayudará a mantener la piel de tus labios interiores y la zona alrededor de la apertura de tu vagina suave y blanda. Sigue leyendo