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La vagina es una cavidad virtual, con paredes muy elásticas y con mucha capacidad para distenderse durante la excitación y el orgasmo. Mide entre 7 y 10 centímetros de longitud y 3 de ancho aunque tiene la capacidad de expandirse hasta llegar al 200% de su tamaño.
Estos datos ya los hemos apuntado en un artículo publicado en QuéChic acerca de su tamaño (donde ya dejamos claro que el tamaño no importa). Sin embargo, hay muchas curiosidades que desconocemos de este órgano femenino.
La vagina puede cambiar de color. Lo hace por varios motivos: durante la excitación sexual o el embarazo, debido a que el flujo de sangre en los genitales varía; y durante la menstruación, periodo en el que los niveles de estrógenos disminuyen.
La vagina experimenta diversos cambios durante el ciclo vital femenino. Tiene su propio cambio climático, un medio ambiente que varía junto con las expectativas que tenemos de ellas.
La vagina puede sufrir un desprendimiento, conocido como prolopsa vaginal. Este contratiempo se previene con una buena dieta y ejercicio físico. Ya sabéis por entradas anteriores que siempre recomendamos los ejercicios de Kegel.
La vagina además de ser un órgano de nuestra anatomía es un músculo compuesto por tejidos, contráctil, y como tal es necesario ejercitarlo. Hay que entrenarse para adquirir mayor fuerza en sus contracciones. De este modo tendremos relaciones sexuales más placenteras.
Las mujeres también eyaculamos, no es solo cosa del pene. Después de un orgasmo este órgano sexual expulsa una secreción lechosa, desde la glándula para- uretrales, delatora del orgasmo y del placer experimentado.
Por último, debéis saber que no solo existe el punto G. Según el científico Desmond Morris, también tenemos un punto A capaz de desencadenar un placer inmenso, similar al de la próstata masculina. Este punto se encuentra cerca de la cavidad vésico-uterina y su estimulación propicia un grato placer, humectación y contracciones.
¿Existe alguna curiosidad más que quieras compartir con nosotr@s, querid@?
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