El otoño astronómico comenzó a las 10:21 horas (hora peninsular) del miércoles 23 de septiembre y durará 89 días y 20 horas. Empezó así el equinoccio de otoño, es decir, ese día duró el mismo tiempo que la noche y a partir de entonces los días comenzarán también a ser cada vez más cortos.
El otoño, la estación de la caída de las hojas, la bajada de las temperaturas, la disminución de horas solares, la lluvia, el frío, las castañas y la sopa caliente.
Este cambio de estación puede ocasionar, además, la conocida como astenia otoñal, un síndrome transitorio que aparece como respuesta del organismo a los cambios medioambientales que altera los biorritmos y el ciclo de vigilia-sueño.
Según los estudios psicológicos, esto sucede porque la melatonina (hormona encargada de regular el sueño o la temperatura corporal) aumenta con la reducción de la luz solar provocando una disminución de serotonina (la hormona de la felicidad) produciendo apatía, cansancio, desmotivación, reducción de energías, somnolencia o sensación de tristeza. También puede haber menor cantidad de la hormona dopamina que es la que tiene que ver con la concentración.
Estos síntomas desaparecen paulatinamente con el paso de los días mientras nos vamos adaptando a la nueva situación. Sin embargo, hay personas más propensas a la depresión en las que se pueden dar otros síntomas añadidos como problemas de concentración, alteraciones en el sueño, trastornos alimentarios, irritabilidad y mal humor.
Los datos estimados de la población que puede padecer este pequeño trastorno debido al cambio estacional varían del 5 al 30%.
Si eres una de esas personas a las que le afecta la entrada en el otoño, no te preocupes, haciendo unos pequeños cambios en tus hábitos conseguirás que la estación no sea una parada en tu vida y que el tren continúe su camino hacia el próximo verano.
En primer lugar, realiza una dieta equilibrada aumentando la ingesta de frutas, verduras y legumbres. Con ello consumes más hierro y vitamina C que aportan energía. También los frutos secos como nueces o almendras aportan una diversidad importante de vitaminas y minerales entre los que destacan el potasio, magnesio, fósforo, vitamina E y el complejo B. No te olvides del pescado, que estimula el metabolismo celular.
Deja el café, una infusión o tisana de hierbas puede ser la solución a tu malestar estacional. Prueba la Hierba de San Juan, es antidepresiva y ansiolítica; Melisa para problemas de insomnio; Pasionaria, para la concentración; Lavanda es calmante y relajante pero además alivia la ansiedad y mejora el estado anímico; Valeriana o Tila te tranquilizarán y ayudarán a conciliar el sueño; la Hierbabuena, la Amapola, la Flor de azahar… Y si lo que necesitas es energía: el Ginseng o el Romero serán buenos aliados.
Sal a la calle aprovechando las horas de luz. Camina por la playa, da igual que llueva, para eso se inventó el paraguas.
Realiza ejercicio físico al menos 30 minutos al día. La natación es un deporte muy completo que te ayudará a relajarte. Si lo prefieres practica el tan de moda running (además lo puedes hacer acompañado que te animará más).
Escucha música (que alegra el espíritu), lee un libro, apúntate a algún curso de algo que realmente te interese aprender.
Asiste a algún espectáculo: un concierto, un monólogo… Esta estación es ideal para ir al teatro y también aprovechar los estrenos de cine.
Reserva tiempo para quedar con tus amigos o disfrutar de la familia. Puedes incluso planificar una escapada de fin de semana, un viaje o una excursión adaptada a la nueva estación.
No olvides cuando estés agobiado de tomarte tiempo de respirar profundamente, a consciencia, llenando de aire tu interior y contar hasta tres o diez o lo que te haga falta. Relax. El verano está a la vuelta de la esquina.