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La salud y el humor pueden verse alterados con la llegada del otoño, una estación que trae consigo menos horas de luz solar, más frío y la llegada de las primeras lluvias. Es durante los días antes de comenzar esta estación de la caída de las hojas cuando aparece la astenia otoñal.
Con el cambio de estación cambian los ritmos vitales, produciéndose un desequilibrio interno. La luz solar es clave en la producción de ciertas hormonas en el cerebro como la melatonina. Dicha hormona influye en el sueño, la energía, la regulación de hambre o temperatura del cuerpo. Al anochecer esta glándula reacciona a los bajos niveles de luz y comienza a producirse en mayor cantidad. Cuando disminuyen las horas de sol se produce más melatonina, lo que hace que nos sintamos más somnolientos. Ese aumento de melatonina genera un descenso de otra hormona llamada serotonina o «hormona del humor» por lo que nos sentiremos más tristes.
Los síntomas que presenta esta patología pueden ser físicos o psíquicos. Los más comunes son: el cansancio, debilidad general, la apatía, bajo estado de ánimo, el mal humor e irritabilidad, la falta de sueño, la inapetencia, disminución de la libido e incluso un descenso de las defensas del organismo, por lo que somos más propensos a infecciones, y la falta de concentración. Sabremos que lo que padecemos es astenia si a lo largo del día mejora el humor y el estado emocional.
La astenia otoñal tiene principal incidencia entre las personas de 20 a 50 años, y mayor preponderancia en las mujeres que en los hombres.
Es un síndrome temporal que suele prolongarse durante una semana o llegar a los quince días. Más allá de este periodo se recomienda acudir a un especialista para descartar otro tipo de dolencias neurológicas o físicas.
Para que la astenia otoñal no interfiera demasiado en nuestras vidas podemos tomar unas sencillas medidas de prevención. La fundamental es seguir unos hábitos de vida saludables que pasan por una dieta equilibrada que incluya verduras y hortalizas para asegurar la ingesta de vitaminas y minerales. Los llamados “alimentos felices”, como la carne de pavo o pollo, el pescado, huevos, la leche, el queso, la soja, el tofu, semillas de calabaza, pimientos, el chocolate, la piña, el plátano, nueces… todos ellos son alimentos ricos en triptófano, una sustancia que afecta directamente a la producción de serotonina y, en consecuencia, al estado anímico. Es importante tomar alimentos propios de esta estación, ya que tienen sustancias nutritivas necesarias para esta época del año, de ellos os hablamos en otra entrada de QueChic.
Nos podemos ayudar de algunos suplementos de vitaminas y aminoácidos como la jalea real y el ginseng, o infusiones de regaliz y de romero, que además de hacerte disfrutar con delicioso sabor, combaten el agotamiento y elevan el ánimo.
También es necesario hacer cinco comidas al día; hidratarse a poder ser bebiendo dos litros de agua diarios; dormir ocho horas; mantener orden en los horarios tanto para irse a dormir como en los de las comidas y realizar 30 minutos de ejercicio físico al día o caminar durante una hora a buen ritmo.
Es importante para no caer en la astenia dedicar un poco de tiempo al día para realizar una actividad intelectual que nos motive y estimule, la más efectiva es la lectura pero también se puede optar por hacer crucigramas, rompecabezas, jugar al ajedrez, al parchís… De este modo estimulamos el conocimiento y evitamos las ideas negativas que acompañan al sentimiento de tristeza propio de la melancolía otoñal.
Aun siguiendo esta rutina, puedes llegar a padecer astenia, ya que el organismo tiene que adaptarse al cambio de estación, pero los síntomas se pasarán en pocos días.
¿Has notado alguno de esos síntomas, querid@? ¿Qué tal llevas el cambio de estación?
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