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La menstruación, la regla, el periodo, estar en esos días o eso que padecemos las mujeres durante al menos tres días todos los meses del año.
A lo largo de los siglos se han tejido infinidad de mitos y creencias con respecto a la menstruación. En la Antigüedad, por ejemplo, se creía que el ciclo menstrual estaba relacionado con el ciclo lunar, creencia que ha llegado hasta nuestros días, y por eso se denominaron “lunas” a las menstruaciones.
Algunos incluso llegaron a la errónea suposición de que la luna nueva era motivo de la regla en las mujeres vírgenes y la luna menguante en las adultas y casadas. En algunas culturas asociaban a la vulva con una herida y la menstruación con la sangre que llega periódicamente para recordar la existencia de dicha herida. En los pueblos antiguos se consideraba que la mujer estaba sucia cuando menstruaba e incluso construían chozas apartadas para las mujeres que tenían la regla; otros creaban rituales en los que sometían a las mujeres a baños especiales de limpieza al final de la menstruación; en la Biblia, en el Antiguo Testamento, se consideraba que la mujer era impura durante su periodo menstrual y era pecado que entrara en el templo durante sus días de regla; en la China antigua estaba establecido que la sangre menstrual no debía tocar el suelo por temor a ofender al espíritu de la Tierra…
Dejando a un lado todo este tipo de ejemplos de incultura, lo que sí es cierto es que no conozco a ninguna mujer que no recuerde su primera menstruación. Te puedes olvidar de tu primer beso, tu primer amor e incluso de tu primera vez, pero no de tu primera regla.
Sobre todo las que tienen períodos menstruales dolorosos. Y es que el dolor durante el ciclo menstrual dificulta el desempeño de actividades normales. Aunque algo de dolor durante la menstruación es normal, el dolor excesivo no lo es. El término médico para los períodos excesivamente dolorosos es dismenorrea. Para aliviar los dolores el médico puede recetar analgésicos e incluso anticonceptivos que si no los necesitas para el control natal puedes dejar de tomarlos pasados seis meses. También puedes hacer uso de medicamentos antinflamatorios de venta libre como ibuprofeno. Aun así existen algunas prácticas que puedes llevar a cabo para reducir las molestias de la menstruación: hacer masajes circulares suaves o poner una almohada térmica en el abdomen bajo; mantener las piernas elevadas mientras estás acostada o tumbarse de lado con las piernas dobladas; tomar duchas o baños calientes; practicar técnicas de relajación como yoga o taichí y ejercicios de balanceo pélvico; beber líquidos calientes y comer poco pero con frecuencia.
La alimentación es muy importante para muchas cuestiones relacionadas con la salud y reducir las molestias menstruales también es posible si consumimos determinados alimentos:
Consumir frutos secos, como los anacardos, o tomar puré de calabaza, nos aporta magnesio para la relajación muscular; las alcachofas o el apio, que son diuréticos, evitan la retención de líquidos y la hinchazón propia del periodo menstrual; los cereales integrales contienen fibra que también evita el dolor de regla; pescados bajos en grasa como el bacalao, la merluza o el lenguado; reducir el consumo de pollo o carne; la soja contiene fitoestrógenos, encargados de regular el ciclo menstrual de la mujer y también el tofu, que contiene semillas de soja, es un buen complemento a las dietas durante el ciclo y que aliviarán las molestias; frutas como la manzana que reduce la intensidad del ciclo, la naranja que contiene flavonoides, elemento beneficioso para la circulación sanguínea o las uvas que también son diuréticas.
En general consumir alimentos ricos en carbohidratos complejos, vitamina B6, calcio y magnesio y hacer una dieta baja en sal, azúcar, alcohol y cafeína.
Desde luego que las mujeres tendríamos que ponernos un monumento a nosotras mismas, porque después de sufrir con la menstruación aun tendremos que lidiar con la menopausia y entre tanto aguantar a los hombres y perpetuar la especie. Bueno, las dos últimas son optativas.
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