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Venga, te doy un poco de tiempo, te dejo pensar… (ésa fue mi pregunta)

Yo recuerdo una navidad blanca, en Sierra Nevada, junto a mi familia, deslizándome ladera abajo con mi hermana en un trineo, disfrutando del aire frio de la montaña, risas y el culo mojado. Navidades de polvorones, brillos, matasuegras, risas y fuegos artificiales. En aquella época la responsabilidad y las preocupaciones corrían a cargo de los demás.

Recuerdo navidades amarillas de sol y arena en la playa, lejos de mi familia, navidades de añoranza del sabor y el calor de los míos. Había que buscarse la vida, salir de casa, labrarse un futuro que en aquel entonces al igual que ahora se mostraba incierto y pesimista. El Psoe ya se había llevado lo suyo, el paro alcanzaba records históricos y los casos de corrupción nos escandalizaban a todos, ahora parecemos inmunizados. Estamos tan acostumbrados a oirlos a diario, tan decepcionados, que cualquier voz que grite ¡Basta! Nos parece una buena opción.

El mejor pavo de aquella navidad era uno llamado Aznar que junto a su partido, el PP obtuvo la mayoría absoluta. Ellos nos hicieron creer invencibles, nuestro país crecía en un porcentaje mayor a cualquier otro europeo. Éramos colegas de Bush, los bancos daban hipotecas como churros y además te incluían el coche, el viaje de tus sueños ¡y hasta su prima! La prima de riesgo que tuvimos todos que pagar a posteriori, la que aún estamos pagando, y la que pagarán nuestros hijos por muchos años. Que entre el «España va bien» del pavo y «los brotes verdes» de Zapatero nos la estaban metiendo «doblá», perdón por la expresión pero…

Y mientras escribo esto me entero de la dimisión del fiscal general del estado por whatsapp, y es que si en aquel entonces tenías suerte si te agenciabas un ladrillo-phone de primera generación, ahora todos tenemos móviles donde las noticias corren como la pólvora, los medios tecnológicos y las redes sociales son el azote de nuestros queridos políticos, banqueros, reyes, yernos y demás figurillas del ajedrez, un gran hermano que todos intentan manipular. Y aunque mucha de la información que recibimos está adulterada, por suerte no todo lo pueden controlar.

Verde… Yo quiero una navidad verde, de esperanza, que nos permita soñar con una democracia libre, limpia de corruptos. Somos la española una sociedad humanitaria, siempre dispuesta a ayudar. Generosa, la primera a nivel mundial en donación de órganos, una sociedad alegre y que en general disfruta la vida, pero que ha perdido la ilusión, el norte, y la honestidad. Todo vale para conseguir la mejor casa, el mejor coche, el mejor trabajo, los mejores colegios… y cada uno se guarda su culo.

Todos tenemos un poco de culpa ¿no? Y es que, ¿Quién no evita pagar impuestos? Quizás lo haría una sociedad dueña de si misma, con total confianza en quien maneja las cuentas, comprometida en defender sus derechos y cumplir con sus obligaciones, una sociedad equilibrada, respetuosa con sus mayores, justa para ofrecer igualdad de oportunidades a quien lo merezca y defendernos de los oportunistas, mangantes y sinvergüenzas que como sanguijuelas mantenemos hoy en día.

En estos días, he ido preguntado a la gente cual es el color de la Navidad, las respuestas han sido muy variadas aunque la mayoría dijeron, “blanca”, “roja”, “verde”… Pero ha habido una respuesta que me ha llegado especialmente al corazón. Un querido amigo me dijo espontáneamente “el de tu sonrisa”, y me hizo sonreir, me regaló un poquito de navidad.

Si, lo tengo claro, ése es el mejor color que puede tener, yo te deseo una navidad llena de sonrisas blancas.  A ti y a los tuyos… ¡Feliz Blanca Navidad!

Y. Ro

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