LOS QUE FALTAN EN NAVIDAD

Si te gusta comparte...Share on Facebook0Tweet about this on TwitterEmail to someone

Estas fechas están asociadas a la nostalgia. Es una época en la que, más que nunca, tenemos presentes a los que no están. No sólo a los que desgraciadamente fallecieron, sino también a aquellos con los que no podemos compartir nuestra mesa porque están lejos o porque hay que dividirse y pasar alguno de los días señalados con la otra parte de la familia. Es evidente que lo más complicado es pasar la Navidad sin un ser querido que ya no está.

Las fechas importantes, como cumpleaños, aniversarios, vacaciones o Navidad son las más duras, sobre todo el primer año después de la pérdida. Quizá la noche del 24, por su componente familiar, es el momento más triste y nostálgico, es una época de gran actividad emocional. Sin embargo, el fin de año tiene un carácter más introspectivo en el que hacemos una evaluación personal de qué se ha hecho durante el año que termina, lo que hemos conseguido y las metas que nos marcaremos para el nuevo año. El recuerdo de los seres queridos en sí no es malo, al contrario, tenerlos presentes y nombrarlos supone una terapia que ayudará a vivir con naturalidad la pérdida.

Sentir la pérdida y el dolor que nos genera es natural y así debe ser vivido, pero sin dejar que estos sentimientos invadan todo el tiempo. Lo mejor es recordar en positivo, pensar que a esa persona que ya no está le gustaría verte sonreír y disfrutar con los que sí están presentes. Hablar de lo que esa persona nos ha aportado, de las tradiciones que nos enseñó, de cómo celebraba estas fiestas siguiendo incluso los rituales familiares que con ella se hacían y comentar anécdotas divertidas que hemos vivido con ella, también será positivo.

No es bueno ocultar el dolor pensando en que así los demás no sufrirán al vernos tristes, compartirlo es lo mejor, ya que todos viven la pérdida aunque cada uno lo haga de forma diferente. No es bueno aislarse, hay que rodearse de familiares y amigos, salir, aunque no tengamos muchas ganas, y compartir experiencias que nos aporten nuevos recuerdos de estas fechas para posteriores años. Esto no significa que vayamos a olvidar a la persona que ya no está porque ese ser querido ya ha dejado su huella que perdura y perdurará para siempre.

Una buena forma de pasar estas fechas es ayudando en alguna actividad solidaria, bien sea aportando algo o físicamente en algún comedor social o de voluntario en alguna campaña destinada a los niños. Estaremos entretenidos y haciendo una labor tan necesaria como gratificante. Eso sí, tratar directamente con personas que estén en una situación personal dramática no es conveniente en nuestro estado.
El dolor forma parte de la pérdida y aunque la tristeza o la pena son sentimientos desagradables, también son necesarios para vivir los sentimientos contrarios con mayor intensidad.

El duelo requiere su tiempo, pero no debemos regodearnos en él. Hay que ir pasando las distintas etapas y superarlo de forma definitiva y siempre pensando en positivo. Sabemos que la muerte forma parte de la vida, pero no tenemos asimilado ese concepto ni lo tratamos con naturalidad, algo imprescindible para poder superarlo.

A muchas personas mayores tampoco les gustan estas fechas porque les entra la nostalgia de los tiempos vividos, de su infancia, de cuando sus hijos eran pequeños y de todas las personas que ya no están, incluso piensan en que ellos tampoco estarán algún día.

Por ello es fundamental cuidar de nuestros mayores, estar pendientes de ellos en estos días señalados (aunque debemos estarlo todo el año), hacerlos participar de los preparativos, llevarlos a pasear, a ver el nacimiento o el alumbrado de la ciudad, a tomar un chocolate caliente, a jugar al parque con la bici nueva que los reyes le han traído a sus nietos, etc. Si los niños de hoy serán los mayores de mañana debemos educarlos para que cuiden de los que antes fueron niños.

La ausencia de familiares o amigos que por circunstancias de la vida (o de la crisis) están lejos, resulta más llevadera, sobre todo gracias a la tecnología. Podemos comunicarnos con ellos a través de videoconferencia e incluso tomar las uvas dos veces, dependiendo de la diferencia horaria, para tenerlos presentes.
En fin, que cada uno viva estas fechas como quiera o como pueda pero siempre intentando que sea de la mejor manera posible.

carmen-blue11-e1401998995764Carmen Blue

Si te gusta comparte...Share on Facebook0Tweet about this on TwitterEmail to someone

3 pensamientos en “LOS QUE FALTAN EN NAVIDAD

  1. TOPACIO

    Desde que perdí a mi esposo y luego a mi madre, siempre tuve ese sentimiento de pesar en mi corazón al ver sus sillas vacías en estas fiestas tan familiares, yo creo que por más que pasen años de años, nunca podré dejar de sentir el dolor de no tenerlos. Madre y esposo mío, donde quiera que Dios los haya designado, reciban todo mi amor y ternura como siempre!

    Responder
  2. Angela

    Para todas las personas que no nos acompañarán físicamente en estas fiestas, que sepais que aunque no esteis compartiendo con nosotros ni nuestra mesa ni nuestros alimentos, estareís presentes porque os llevamos en nuestro corazón ayer, hoy y siempre.

    Responder

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *