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¿Dónde está la línea que separa lo típico de lo tópico? ¿Qué es lo típico en Navidad? ¿Qué es un tópico en tan señaladas fechas?
Lo típico es el pistoletazo de salida con el encendido del alumbrado en todos los pueblos, ciudades, escaparates y hogares. ¡Venga a desempolvar el árbol, las bolas y las cintas de colores! Y si nos parece poco todo lo que teníamos guardado en casa de años anteriores, aun vamos al chino de turno a por más adornos y luces, muchas luces. No es un tópico que somos excesivos en adornos en estas fechas, es algo típico.
La lotería del sorteo extraordinario de Navidad, la del sorteo del niño, donde el premio principal se llama “gordo”… ¿Pero esto qué es? Dicho así todo seguido parece una oda a la gula. ¡Venga todo el mundo en Navidad, especialmente los niños, a ponerse gordos! Pues es típico comer en estas fechas manjares que quizá en otras no nos podemos permitir, pero también es un tópico que todo el mundo pueda permitírselo, incluso en estos días (aunque Mariano nos quiera hacer creer en sus brotes verdes). Volviendo al 22 de diciembre, día de la lotería, los tópicos se ceban aquí y se mezclan con lo típico. Quien más y quien menos juega un décimo compartido con amigos, en el trabajo o con la familia. Es lo típico. ¿A qué número? Algunos tienen el mismo desde hace mil años, otros son supersticiosos y siempre buscan la misma terminación, otros una fecha especial (de nacimiento, que si es el 29 de febrero no sé qué número comprarán; de boda, a ver si les da suerte y recuperan el dinero invertido en ese día tan especial; de divorcio, que esta sí que es una fecha para celebrar…) y unos pocos se la juegan a cualquiera porque todos los números van al bombo (un clásico de los tópicos).
Hasta los números feos pueden ser los premiados (y me pregunto yo, ¿quién sabe cuáles son los números feos y los bonitos? ¿Alguien puede hacer una lista de números feos?). Después del sorteo se produce el boom de los tópicos y siempre, año tras año se reproducen las mismas palabras: “por un número no me ha tocado”; “lo vi en la administración pero no lo cogí”; “al menos tenemos salud”… y si eres tan afortunado como para que te toque el reintegro: “¡Ya tengo para jugar a la de reyes!”.
También es un tópico lo de “ha quedado muy repartido”, sí claro, todo para Madrid, Barcelona y hacienda. Y después a todos los que le toca quieren el premio para “tapar agujeros” (España debe estar como un queso gruyer, pero francés). Y a los que nos tenemos que conformar con la salud siempre nos queda el consuelo de pensar que esos afortunados en el juego son desafortunados en amores, que el dinero no lo es todo; que no da la felicidad…¡Pura envidia! Porque es típico y tópico hacer el cuento de la lechera antes del día X. Y me niego a hacer ningún tipo de comentario acerca del poso que dejan los anuncios de la lotería con los que nos deleitan cada año. ¡Qué vuelva el calvo!
Pues en mi casa es típico descorchar la botella de cava el día de la lotería, como si nos hubiera tocado porque “la ilusión es lo último que se pierde”. ¡Ya tocará dentro de 365 días!
Otro de los tópicos típicos de Navidad es el ritual de año nuevo. Da para escribir un libro del tipo “Los pilares de la tierra”. Que si el anillo de oro en el cava, que si cómete todas las uvas que si no da mala suerte, que si el tanga rojo, etc. En mi casa lo típico es jugar al bingo, como no tocó la lotería…
Y el remate de las fiestas: el tan esperado día de Reyes. Esperado no por los regalos, eso es un tópico, ahora lo típico es darlos en Nochebuena, que viene Papá Noel, para que los niños tengan más tiempo a disfrutarlos en las vacaciones. Y en realidad lo que pasa es que acabamos gastándonos el doble de dinero al regalar en las dos fechas porque “no sé qué me da, en mi casa toda la vida fuimos de reyes, es la tradición”.
Pues decía esperando porque la mayoría ya estamos hasta el moño de comer, beber, aguantar a la familia, los amigos, el trabajo dentro y fuera de casa, los niños sin colegio… Típico y tópico.
La culpa de tan larga espera la tienen los Reyes Magos, que si en lugar de haber sido reyes fueran reinas ya estaba el niño visitado el día 26. ¿Os imagináis que en vez de ser Reyes Magos hubieran sido Reinas Magas como cambiaría el cuento (porque es un cuento ilusos, que los reyes son los padres)?
Pues si hubieran sido Reinas, habrían llegado a visitar al niño un día después de su nacimiento como muy tarde, o como pronto ya estarían allí ayudando en el parto. Limpiarían y adornarían el portal, prepararían comida para todos y regalarían cosas más prácticas que mirra, incienso y oro, por ejemplo una cestita con pañales, colonia de bebés, bálsamo para el culete…
Eso sí, al salir de la visita se irían a tomar un café juntas para comentar: “El niño no se parece en nada a su padre”; “A ver cómo van a hacer con José en el paro, porque además es carpintero y la construcción está muy mal con esto de la crisis”; “Y María dice que es virgen, no se lo cree ni ella. Si la conozco desde que íbamos al colegio…”; “Tienen la casa hecha un asco con tanto animal por medio”; “¿Habéis visto las pintas que llevaba María? Le sentaba fatal ese vestido”; “Y José parecía que llevaba días sin darse una ducha, con esas barbas, se creerá muy hípster”; “El que estaba bueno era el pastorcillo rubio de ojos claros. ¿Has visto como me miraba?”; “Pues a mí me gustaba más el ángel, pero era un poco prepotente, miraba a todo el mundo por encima del hombro”.
En fin, que ya va quedando menos para que se acaben estas fiestas. Que es cierto que en España con el descenso de la natalidad es un acontecimiento que nazca un niño, aunque sea el mismo todos los años, y hay que celebrarlo. Y aunque para mí la Navidad no empieza realmente hasta que no escucho a alguien quejarse de lo poco que le gustan estas fechas, fuera de tópicos y a disfrutar se ha dicho, que es lo típico en Navidad.
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