Si te gusta comparte...
La artista y escritora Belén Esteban, la misma que públicamente afirmó que por su hija ‘mato’ y remato (esto último lo pongo yo) y que entre lágrimas aceptó el mote de ‘princesa del pueblo’ arrebatándoselo entonces a la atribulada Letizia, es la que sufre ahora un espectaculor acoso en las redes sociales y en los medios de comunicación por su paso, controvertido, que todo hay que decirlo, en el Gran Hermano, ese super invento de Telecinco, que tantos dividendos está repartiendo y que a tantos talentos que se hallaban ocultos en la maleza ahora ya salen a la luz, algunas incluso luciendo palmito en la portada de Interview, revista que nos descubre las interioridades de las nuevas famosas y por lo que les estaremos eternamente agradecidos.
Pues a lo que íbamos. Resulta que los envidiosos e envidiosas están arremetiendo sin piedad contra nuestra Esteban porque la cadena de televisión le paga unos honorarios de unos 65.000 euros al mes, sin tener en cuento los cuantiosos ingresos que genera su presencia para las arcas de la cadena. ¡No te digo! Nos asustamos de que la princesa cobre y no que se paguen millones y millones a un futbolista por correr y pegarle bien o muy bien al balón, o que un tenista nos deleite con muy buenos raquetazos o que otro conduzca rápido o que una persona baile o cante bien, o incluso que escriba un buen libro o componga una partitura.
¿No te digo? Sin embargo, no admitimos que Belén, nuestra amiga, la que no tiene pelos en la lengua, se comporte como la han parido y como somos la gran mayoría de nosotros en la intimidad. ¿O no?
Que fea, que gorda, que basta, que bajuna, que aprovechada…..todo lo que sea, pero a esto sumen que lista, pero que espabilá. Porque mientras algunos se mofan de ella, la masa de marujas y de algunos marujos, y lo digo sin ánimo de ofender, que quede claro, hacen cola para verla y abrazarla y no menos miran impacientes al reloj para verla aparecer tan gracil en ese programa tan sutil y versátil como es ‘Sálvame’ y sus distintos variantes, que nadie ve y que todos conocen.
¿Qué ha vendido su vida privada? ¿Y qué? No presumimos todos de que la libertad empieza por uno mismo. Pónganse en su piel, por favor. Una chica joven y tímida conoce un torero humilde, pero gran maestra con la estaca, que se llama Jesulín, que es de Ubrique y que encima se hace construir un cortijo llamado ‘Ambiciones’, con tigre y todo incluido. Cámaras, reportajes, vamos, la hostia. Y nuestra heroína, que viene de la nada se convierte en el centro de todas las miradas. Como Lady Di pero a lo llano.
Y la pobre chica tiene que enfrentarse al clan de los Ubrique, unos suegros que se las traen, y unos hermanitos que vaya tela. Y nuestra Belen tiene a Andreita y el mundo se revuelve y tiene que huir despavorida a su humilde casa del barrio de no se qué, con su padre enfermo y su madre cabreada. Qué es verdad que todo esto lo sabemos porque ella nos lo ha contado. Pero en contra de la versión malintencionada de los medios, porque nuestro chica necesitaba la almohada popular, sentirse querida ante tanta bulla, por algo la gente empezó a confraternizar con sus penas, a quererla, a sentirse su madre, su hermana o su hija. Uffff, ¿y no es eso un mérito?
Y Belen descubrió que este es un mundo de aprovechados y que se estaban haciendo ricos con su vida y, talentosa y hacendosa, decidió sacarle un dinerillo a la estupidez humana que la rodeaba. Y vendió en vez de regalar y la gente se volvía loca. Todos y todas la querían y ella no pudo sustraerse a su éxito y se convirtió en una famosa. Pero las de verdad, porque mostró al mundo mundial de que se podía llegar a lo más alto aprovechándose de la majadería universal. Y hasta escribió un libro, que se ha convertido en todo un best seller. ¡Cuánta envidia!
Pues lo del Gran Hermano Guay ese es más de lo mismo. Un capitulo más y mientras nosotros desproticamos, cuando la princesa regresa a casa con Andreita lo hará con unos cientos de miles de euros más, ganados honradamente en la tele cinco. ¿Qué es una princesa caída? De eso nada, pero nada. Qué hasta ha puesto de moda, entre la grey, un juego de decentes pijamas, que ahora todos quieren tener y que son horribles. ¿Quién la supera, ahhh?
El Macho Cabrio
Si te gusta comparte...