¿Quién no le gusta tener un orgasmo de vez y cuando? Para la mayoría de las mujeres, como para los hombres, es sinónimo de placer y de felicidad, un complemento perfecto para afrontar el día a día con más optimismo y con los queridos deberes hechos. Pero hay una mujer, Amanda Gryce, que solo la mención de la palabra le trae la peor de las pesadillas y no es para menos si ‘disfrutas’ de hasta cincuenta orgasmos al día a causa de un extraño padecimiento conocido como trastorno de excitación genital persistente (PGAD) que le provoca un estado permanente de excitación sexual y de incontrolables orgasmos.
La más mínima vibración puede estimular a Gryce, que desde los seis años sobrevive en este estación de excitación permanente
“En lugar de ser una cosa hermosa como se supone que debe ser, comienza a convertirse más en una molestia”, le dijo la mujer. “Se supone que el placer debe ser algo bueno, pero cuando lo tienes durante tanto tiempo, es como comer demasiado dulce”.
Durante años Gryce ha estado a merced del PGAD e incluso ha contemplado el suicidio, pero con la ayuda de su novio y la atención médica ha encontrado alivio. Gryce conoció a su novio Stuart Triplett, de 22 años, en un sitio de citas, y él la apoya con el tratamiento y la terapia.
La mujer espera que pronto sea capaz de controlar sus síntomas y dejar de sufrir el dolor de su afección.
¿Pero qué es en verdad este Sindrome?
Se trata de un problema sexual femenino de carácter bastante peculiar y misterioso, descrito por primera vez en 2001 y considerado oficialmente una disfunción sexual desde 2003. El Síndrome de Excitación Sexual Persistente (PGAD, por sus siglas en inglés), no es sino un trastorno caracterizado por la presencia de tensión en los genitales acompañada de excitación continua, sin que exista previamente deseo sexual.
Las mujeres que sufren de PGAD sienten que aumenta su frecuencia cardíaca, que se acelera su respiración, que su musculatura pélvica se contrae y que el cuerpo se prepara para el orgasmo. Sin embargo, es una situación no deseada. Lejos de ser agradable, es molesto, frustrante e incómodo, ya que puede producirse en las situaciones más cotidianas: haciendo la compra, viendo una película o en el trabajo.
La situación de vivir permanentemente en estado de excitación sexual sin quererlo, hace que éstas mujeres pierdan todo interés por las relaciones sexuales ya que suelen quejarse de dolor durante la penetración, entre otras muchas cosas. A pesar de que esta tensión en los genitales no siempre conduce a un orgasmo, la sensación de excitabilidad no desaparece ni aún llegando a él.