0
Hay relaciones que nos intoxican y nos vemos envueltos en un bucle del que no podemos salir. Son personas que podemos identificar y definir pero no sabemos cómo sacarlas de nuestras vidas, es una tarea muy difícil. Rodearte de las mejores personas y evitar a todas aquellas tóxicas que te harán ser peor solo por conocerlas, es una buena filosofía de vida.
Cada vez resulta más complicado encontrarse en el camino con alguien que merezca realmente la pena relacionarse. Hay seres humanos que tienen la capacidad de influir en otros de mentalidad más débil y saben aprovecharse de esta situación. Pero incluso los más fuertes tienen puntos débiles y les afectan determinadas actitudes.
A veces terminamos haciendo vínculos que son nocivos, que no nos permiten avanzar hacia los objetivos que nos hemos propuesto en la vida. Lo mejor es evitar a todo aquel que consideres negativo en tu vida. Personas arrogantes y presumidas que tienen la necesidad de ser siempre el centro de atención, gente con sobrado ego, engreída, envidiosa… Esos sobran.
Tampoco nos aportan nada aquellas personas cuya ignorancia es voluntaria y es el resultado de continuas decisiones malas, de no aprender de los errores que han cometido en su vida. Tú debes aprender de los tuyos y estar cerca de alguien así lo es.
Rodearnos de este tipo de personas nos intoxica de tal manera que nuestras debilidades se potencian, y de pronto somos incapaces de tomar decisiones que sabemos que serían las acertadas, de hacer cambios que pueden ser positivos para nosotros.
Seguro que todos sufrimos alguna vez al típico amig@ aprovechado, ese que siempre está un poco corto de dinero, pero se apunta a todas. Cuando nuestros amigos están en un momento difícil en sus vidas, no hay motivo para no ayudarlos, el problema es cuando la persona se acomoda en esta posición y hace poco o ningún esfuerzo para mejorar su situación.
Y es que cuanto más tiempo pasas cerca de los que no hacen nada, menos sientes la necesidad de hacer algo. No solo me refiero a hacer algo a nivel emocional, sino también a nivel físico. Estar cerca de alguien perezoso hará decrecer tu productividad. La pereza es una enfermedad muy contagiosa.
Así que lo mejor es tener presente que solo se vive una vez y usar tu tiempo para hacer algo significativo, que te llene. Para ello pon tu vida en perspectiva, define tus propósitos y aléjate de las personas que pasan mucho tiempo hablando y poco tiempo haciendo.
Las personas que no sueñan, no viven.
La vida se trata de creer que las cosas pueden ser mejor, la vida es soñar y esperar que los cambios sean positivos. Quienes no sueñan no te permitirán soñar tampoco. Y aquellos que sueñan pero no creen en sí mismos y no hacen nada por convertir esos sueños en realidad, no deben ejercer influencia sobre ti.
También habréis sufrido a ese amig@ que está constantemente deprimido, y no me refiero al que tiene un problema real, sino al que se queja por todo y actúa como si realmente lo tuviera, el que nos quiere hacer ver lo difícil que es su vida y lo desafortunado que es. Nos empeñamos en darle ánimo e intentar ayudarlo hasta que nos damos cuenta de que todo lo que aporta a nuestras vidas es energía negativa.
Esta persona tal vez necesite ayuda (coaching emocional, para que se motive, por lo menos) pero no es nuestra responsabilidad, porque todo tiene un límite. No podemos dejar que los “problemas” de los demás controlen nuestras vidas y nos envuelvan en una nube de tristeza y desgana. Esto sucede porque permitimos que determinados mensajes hagan mella directa en nuestros sentimientos de culpa. La culpa es uno de los sentimientos más negativos que existen y algunas personas se aprovechan de este sentimiento y la usan para manipular. La culpa nos genera enfado, rabia y malestar contra nosotros mismos y nos condena a vivir insatisfechos.
Esto último también nos pasa cuando confiamos en alguien y nos defrauda. Nos sentimos humillados, vacíos, desconcertados y con pocas ganas de confiar en la gente. Pero el respeto por uno mismo es el primer paso hacia la elección de personas con las que nos debemos vincular. Es importante decir que no a tiempo y elegir compañías sanas. Reflexionar sobre tu propia historia para poder entender lo que te lleva a estar con personas que te hacen daño y, una vez comprendas el mecanismo que estás repitiendo, intentar buscar nuevos caminos alejándonos de toda la negatividad.
Así que, ¡fuera culpa! Y no perdamos energía dando explicaciones o intentando que no nos malinterpreten al ignorar a los “falsos deprimidos”, “los aprovechados”, “los egocéntricos” y, en definitiva, a las personas tóxicas.
0
Pingback: A PROPÓSITO DEL NUEVO AÑO |