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El sexo, por la influencia de la Iglesia, siempre se ha vinculado a algo oscuro y prohibido. La sociedad occidental todavía sigue hallando en el sexo un gran tabú pero este tabú mueve cantidades enormes de dinero con negocios legales y, en muchas ocasiones, ilegales.
Es necesario romper con los prejuicios y fomentar una sexualidad que beneficie la salud física (porque el sexo repercute en la salud) y emocional de las parejas. Pero para ello hay que desmitificar el sexo. Siempre escuchamos eso de que el amor es lo principal y el sexo es secundario, afirmación que es falsa. El sexo es comunicación y si hay problemas sexuales también afectan a la parcela afectiva de la pareja.
El sexo debe ir unido a las emociones, la sensualidad. En nuestra sociedad valoramos muy poco el arte amatorio y mucho el orgasmo. Habría que tomar nota de los pensamientos de los orientales que dicen que hay que disfrutar de cada caricia como si fuera la última. Por suerte, las cosas están cambiando y poco a poco se van rompiendo ciertas barreras y tópicos.
Por ejemplo, sexualmente los roles que existían desde muy antiguo están variando y ahora las mujeres son tan activas como los hombres.
Sin embargo, donde más se nota esta evolución es en el uso de elementos a la hora de practicar sexo, para darle un toque novedoso. A pesar de la crisis, la venta de productos eróticos ha aumentado un 45% en el año 2013.
Muchas tiendas se han especializado y ya no son como aquellas de antaño en las que ni el escaparate incitaba a entrar. El concepto ha cambiado: son boutiques elegantes para adultos. Ahora lo que se vende es inteligencia sexual.
Entre los productos estrella están las bolas chinas, los lubricantes, aceites, vibradores, masturbadores y, por supuesto, la lencería.
Además, este auge de la juguetería erótica se ha visto acentuado con la aparición de fenómenos como la trilogía “Cincuenta sombras de Grey” o gracias a los estilismos de famosas cantantes como Lady Gaga, Rihanna, Myle Cyrus o Beyoncé, que hacen que se dispare la venta de lencería.
En cuanto al avance tecnológico de los productos, cabe destacar el del sector de los vibradores. La aparición del We Vibe III, y el reciente We Vibe IV, son dos ejemplos: funcionan con batería, son sumergibles y además se pueden manejar con mando a distancia. También el Sqweel, que parece un molinillo con múltiples lenguas que giran proporcionando una sensación muy placentera. Y no podemos pasar por alto los juguetes masculinos, como los huevos masturbadores que comercializa la marca japonesa Tenga.
Muchos de estos “juguetes” aportan además numerosos beneficios, tanto a nivel mental como físico:
Facilitan el conocimiento del propio cuerpo y de la sexualidad y mejoran la comunicación con la pareja, potenciando el deseo. Nos ayudan a salir de la rutina y amplían nuestra posibilidad de disfrute, más allá del simple coito o del tan sobrevalorado orgasmo.
Los lubricantes, por ejemplo, son útiles cuando las mujeres tienen dificultades para lubricar de manera natural y evitan molestias durante la penetración; mientras que las bolas chinas, por todas es conocida su efectividad a la hora de fortalecer el suelo pélvico; los vibradores, disminuyen dificultades como la anorgasmia y el vaginismo; los masturbadores, en el caso de los hombres, ayudan a mejorar problemas de eyaculación precoz, disfunción eréctil, etc.
Así que, rompamos tabúes y disfrutemos de una sexualidad sana y completa. ¡Todavía podemos ser como niñ@s con juguetes nuevos!
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