LA NUEVA MONOGAMIA

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En los tiempos que corren resulta muy difícil comprometerse en pareja. Demasiadas tentaciones a nuestro alrededor y mucho miedo al compromiso. Por esto último muchas parejas dejan de serlo y muchas personas no concretan formalmente sus relaciones.

Si ambos asumen que comprometerse no es lo que realmente quieren, la situación es la ideal. Sin embargo, en ocasiones una de las partes siente la necesidad de ir más allá, de sellar un “convenio”. No entiendo la necesidad-obsesión- facilidad que tienen algun@s para ver en el matrimonio la forma legal de establecer un verdadero compromiso. Y entiendo menos que lo hagan de la forma “sagrada” cuando probablemente no pisen una iglesia desde su primera comunión, porque habrán asistido a las bodas de otras “víctimas” pero seguro que se quedaron en la parte de atrás del templo, en la puerta o en los alrededores tomando unos vinitos. La firma de un papel no vale nada si las personas que lo rubrican no tienen un compromiso real y no legal. Pero claro, es la tradición, hay que llenar la iglesia de flores y vestirse de blanco. Otr@s pensarán que es el siguiente paso en su vida: nacemos, crecemos, vamos al colegio, después a la universidad, empezamos a trabajar, ahorramos algo de dinero y… ¿qué toca ahora? Y si después resulta que sale mal, que tu media naranja es un limón exprimido, no pasa nada, para eso está el divorcio exprés, otra firma legal.

Casarse. Esa asignatura pendiente para much@s. Sin embargo, no se dan cuenta que el papel firmado no es ni mucho menos garantía de estabilidad y  menos aún de fidelidad. El compromiso es algo más profundo que tiene que ver con los límites de ser pareja, independientemente del estado civil. Algunas personas que se casaron por tradición, por deporte, porque es lo que toca, fueron pillados con una tercera persona. ¿Qué clase de proyecto común tienen con su pareja? ¿Cuál es el verdadero significado de comprometerse? ¿Dónde queda eso de amarse y respetarse hasta que la muerte nos separe?

En la actualidad, renunciar a “terceros” ya no es algo implícito en el compromiso. La exclusividad no está de moda. Los datos estadísticos señalan que 8 de cada 10 matrimonios consagrados al año terminan en divorcio legal y en el 60% de los casos la causa es la intromisión de terceras personas.

Esther Perel, reconocida psicoterapeuta y especialista en parejas de origen belga, investiga un fenómeno que denomina: “La nueva monogamia”, es decir, la integración del deseo de algo, o más bien alguien, del exterior en el interior de la pareja. No quiere esto decir que nos vaya a proponer hacer un trío, sino que cada uno pueda tener otras relaciones paralelas. Cada pareja debe negociar si aceptar las condiciones de cada uno o bien no saber nada de lo que hace el otro (porque “ojos que no ven…corazón que no siente u hostia que te metes”). Perel cree que la infidelidad tiene que dejar de percibirse como una dificultad en la pareja. Admitir que si uno de los dos tiene una aventura es porque la necesitaba y que nada tiene que ver con el otro compromiso, el emocional. La psicoterapeuta distingue entre compromiso emocional y sexual.  Elegir a alguien para compartir la vida, es elegir a una persona que me haga compañía, me aporte estabilidad y tranquilidad en el día a día, pero que no necesariamente implica fidelidad sexual.

Esto ya existe, hay parejas que tienen un pacto en este sentido, pero estoy segura de que hay muchas más a las que les gustaría tenerlo. ¿O no?

Lo que ahora a much@s les parecerá un escándalo y se están echando las manos a la cabeza al leer esto, en menos que canta un gallo será algo muy común. Perel nos recuerda que si echamos la vista atrás, “hace menos de un siglo, era vergonzoso tener una relación antes del matrimonio, la homosexualidad se percibía como una enfermedad, la anticoncepción como una utopía peligrosa y la homo-paternidad como una tontería”. Pero cuidado, la nueva monogamia también tiene sus peligros. Enamorarse está fuera de nuestro control y esto te puede suceder si te involucras demasiado en tu “tercer@”.

Helen Fisher aseguró que de un grupo de personas que practicaban sexo casual, pudo obtener que hay un 50% de probabilidad de enamorarse en tan sólo un encuentro casual, por lo tanto, mucho cuidado a la hora de elegir un amante querid@s.

carmen-blue11-e1401998995764Carmen Blue

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