Asexuados: la vida sin sexo

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¿Puede el ser humano vivir sin sexo? Evidentemente que sí. ¿Es una opción? En algunas ocasiones, seguro. Pero lo cierto es que la complejidad de una vida en la que el sexo no cumple ni siquiera una mínima presencia no deja de provocar todo tipo de estudios, de planteamientos y de comentarios, no todos ellos muy afortunados que digamos. Con todo en el paseo de la vida podemos encontrarnos con personas que manifiestan hasta con orgullo su rechazo al sexo o el tiempo que llevan sin practicarlo. Pero para otros, y no es un problema menos, se convierte en un silencio pleno de dolor, tabúes y hasta de vergüenza.

El sexo forma parte de la vida, va íntimamente ligado al ser humano y forma parte de las relaciones íntimas, a través del amor o sin él,  y que además tiene una consecuencia reproductiva inherente a la perpetuación de la especie. Pocos sexólogos rechazan los efectos positivos para la salud que tienen las relaciones íntimas. Sin embargo, no todo el mundo lo practica y no son pocos los que viven  en la abstinencia, lejos de las noches de placer, de las caricias y de los juegos eróticos. ¿Porqué?

Hay diferentes motivos, los primeros son los que voluntariamente huyen del sexo por cuestiones religiosas. Son aquellos practicantes, como los de la Iglesia Católica Apostólica Romana, que consagran su cuerpo a Cristo y realizan votos de castidad para toda la vida. Aunque no siempre son tan cumplidores, aunque ese es otro cantar del que nos ocuparemos en su debido momento. De esta variación religiosa nos encontramos a aquellos que renuncian parcialmente al sexo y que se imponen la virginidad hasta llegar al matrimonio. Les motiva un concepto educativo ancestral de profundas raíces religiosas. Incluso, en este mismo ámbito y ahora que estamos en Semana Santa, evitan cualquier contacto íntimo durante la Cuaresma o en la Semana de Pasión.

Otros de los que evitan el sexo son los adultos mayores. Ya tuvimos la oportunidad de explicar que la edad no es incompatible son la intimidad sexual, pero no todos los entienden así. Para muchos se entra en una especie de ‘otra realidad’, en las que se presentan nuevas enfermedades, la viudez, en general no son pocos los factores que juegan a favor de que estas personas decidan u opten por apartar el sexo de sus vidas de una manera definitiva.

Otra de las razones son de la derivadas de la falta de salud. Terreno complejo éste en el que la abstinencia en el sexo hasta puede originarse por la recomendación médica. Un ejemplo, es el caso  de aquellos hombres que están bajo tratamiento por problemas de erección, tanto los sexólogos como los andrólogos recomiendan no mantener contacto físico para evitar que aumenten los niveles de estrés y ansiedad, cosa que afectaría aún más la impotencia.

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Finalmente nos encontramos con aquellos que sienten miedo ante el sexo o aquellos a los que les pesa el tabú. Las derivaciones por las que llegamos a esta situación son variopintas y pueden provenir de la educación recibida, malas experiencias, inseguridades físicas, ansiedad, miedo a mostrar el cuerpo o a demostrar desconocimiento entre las sábanas… Estos son, entre otros, algunos de los motivos que llevan a elegir a la abstinencia como modo de vida. Sin embargo, detrás de esta aparente elección consentida, se esconden temores profundos que pueden resolverse con terapia adecuada.

¿Qué es la asexualidad? Pues algo muy distinto a lo que hemos estado hablando hasta ahora. Lo dice en el diccionario. «Es la falta de orientación y deseo sexuales. Las personas asexuales no sienten atracción sexual o física hacia ninguna otra persona y no sienten deseo por el placer sexual».

Es posible que exista quien se defina como asexual porque decida no tener contacto a raíz de que no le apetezca o no le guste vivir su sexualidad de manera activa. Aunque es evidente que los seres humanos responden de manera automática ante un estímulo sexual. Al menos físicamente. Quizás una persona asexual no reconozca su excitación sexual física, aunque en teoría debe tenerla. Probablemente nos encontremos ante un rechazo mental.

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Lo verdaderamente preocupante es que algunas de las personas que renuncian a la sexualidad suelen renunciar también a cualquier contacto con otro ser humano, como a través de abrazos o de caricias y los humanos no podemos sobrevivir sin el contacto con otro ser humano. Podemos vivir sin sexo, pero no podemos vivir sin afectividad y contacto.

Los asexuados pueden asemejarse a aquellas personas que no disfrutan de la comida, por ejemplo. Seguro que nos hemos topado con algunas y que en verdad solo coma por necesidad vital. Pues es probable que una persona asexual le pase lo mismo, que como se puede vivir sin sexo tranquilamente, decida, por lo que fuera, no mantener contacto sexual, aunque es evidente que quien no disfruta comiendo no puede elegir no comer.

Vivir en la zona neutra es una opción. ¿o no?

avatar mini2                                                                       La sombra

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