BRECHA SALARIAL: Una realidad que tardará en desaparecer más de 70 años

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Las mujeres están discriminadas en el mundo laboral, eso es algo obvio. La tasa de ocupación de las mujeres es inferior a la de los hombres (52,6% frente al 41,7%); su nivel de desempleo es mayor (22,2% frente al 19,5%), y la precariedad laboral es también más elevada. En cuanto al  empleo a tiempo parcial es mucho más elevado el número de mujeres que trabajan con una jornada más reducida y generalmente, también son ellas las que reducen jornada para la atención de los hijos.

Las mujeres ocupan  además los peores empleos, tanto en términos salariales como de cualificación profesional y ganan de media un 23% menos que los hombres.

Estas diferencias  no distinguen  fronteras, sectores, edades ni cualificaciones. Es un hecho que laboralmente no existe igualdad. Numerosos países denominados “ricos” tienen una brecha salarial elevada, como Japón (25,7%), EE.UU. (18,9), el Reino Unido (17,1) o Alemania (15,7).

brecha salarial

El Instituto Nacional de Empleo señala que la brecha salarial entre hombres y mujeres está condicionada por diversos factores que van más allá de la premisa “igual pago por igual trabajo”. Y es que no se trata de comparar salario sin más. España, como sucede en todos los países europeos con tradición sindical, existe una red de convenios colectivos que impide la discriminación salarial  por sexos. Es cierto que en nuestro país también está impuesto por ley, en el Estatuto de los Trabajadores y  en la Constitución,  que a igual contrato igual salario. Sin embargo, esto no es real. La comparación del salario masculino y femenino debe hacerse considerando otras circunstancias como: tipo de jornada, de contrato y nivel de ocupación, experiencia laboral, formación y antigüedad.  El salario promedio de las mujeres solo alcanza al 72 % del promedio salarial de los hombres, considerando como variables la educación, edad, posición y cargo.

Por eso, la brecha salarial no se puede explicar por una o dos causas, sino por la acumulación de numerosos factores que incluyen la minusvaloración del trabajo de la mujer, sus tareas sin remuneración en el hogar, su menor participación en el mercado laboral, el tipo de puestos que asumen y, sobre todo, la discriminación. Trabajan menos horas remuneradas, porque lo hacen en sectores peor pagados o porque están menos representadas en los puestos más altos de las empresas, porque los hombres prefieren contratar a hombres para esos puestos. Además, la diferencia de salarios entre hombres y mujeres se agrava en general con la edad  y, especialmente, cuando las mujeres tienen hijos.

Otro dato: la ONU estima que por cada dólar que gana un hombre, de media una mujer gana 77 centavos. La organización  advierte de que al ritmo actual se necesitarán más de 70 años para acabar con la brecha salarial por motivo de género.

carmen-blue11-e1401998995764Carmen Blue

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