UN MAL COMO OTRO CUALQUIERA: EL DE AMORES

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¡El amor, el amor! Dulce palabra que ha sido objeto de todo tipo de piropos a lo largo de la historia. Probablemente el amor sea la palabra más utilizada por todas las culturas, las sociedades y las razas de todos los tiempos. Encierra tanto en si misma, caben tantas interpretaciones, buenas o malas, es tan inmenso su dominio y tan débil su fibra, que parece que no es complicado acordar que el amor realmente mueve el mundo, aunque también puede destruir o crear, atontar o ensalzar. Es un término tan vasto que hasta conoce mil y un matices: el amor de los amantes, el amor a dios, el amor a los hijos, el amor de una madre, el amor a si mismo, el amor a la naturaleza, o a los animales, amor de amores etcétera.

Probablemente no hay un concepto más universal del que se hay escrito más que éste, tan ocurrente que se pierde en mil colores y en no menos desdichas, porque el amor puede resucitar pero, a su vez, matar. Puede hacernos enfermar o titubear, enloquecer como doña Juana o convertirnos en los seres más dichosos del mundo.

¿Existe el mal de amores? Claro. Cuando se acaba una relación, y se da un portazo al amor, es normal sentirse angustiado y pensar que estamos ante el fin del mundo. No entre en pánico. La soledad y la tristeza pueden aparecer en su vida al principio, pero no deje que se adueñen de su vida, al revés, aproveche una ruptura para centrarse en el futuro.

Una oportunidad para empezar de nuevo

Cuando algo se acaba se rompen afectos, que en el caso del amor en una pareja lleva consigo inevitablemente efectos secundarios y víctimas inevitables. Es verdad que es muy complicado asumir que hemos roto con esa persona con la que hemos compartido tantos y buenos momentos, por lo que no hay pocos que ante la desdicha de la pérdida se refugian en la comida o en la bebida, o incluso terminan aislándose, temerosos de no ser capaces de caminar solos. Estamos ante la presencia del mal de amores que, en el caso de que nos trata, supone una grave auto lesión, compartida y asumida, por otra parte, del que no es sencillo salir.

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Evite refugiarse en la comida

A veces, la ansiedad que acompaña a una ruptura hace que no sepamos cómo ocupar el tiempo libre. Uno de los vicios que puede acompañar a esta fase es la necesidad de picar algo todo el tiempo. Los psicólogos afirman que la ingesta desenfrenada de alimentos en situaciones de emergencia emocional, sirve para librarse de la preocupación y la frustración.

Comer no es malo, pero no debemos usar la comida como un sustitutivo del amor. Nuestro cuerpo a veces necesita azúcar para sentirse bien, pero el problema viene cuando consumimos excesivamente y en lugar de sentirnos mejor nos ponemos más nerviosos e irritables. Comer contra la aflicción convierte este hábito en un círculo vicioso. Además, la insatisfacción es mayor al comprobar que comemos compulsivamente para olvidarnos de nuestros problemas y nos sentimos culpables de nuestro comportamiento adolescente y autodestructivo.

Esto pasa multiplicado por cien cuando hacemos uso del alcohol. Usarlo de paliativo para el dolor puede llevarnos a desarrollar una adicción. No beba alcohol a solas, en casa, sobre todo si lo hace en un momento de tristeza. El alcohol nunca le dirá un “te quiero”, así que mejor que olvide que existe.

Apóyese en sus amigos y su familia

Todo eso está muy bien pero cómo combatir el mal de amores. Hay que descargar la frustración y la tristeza, por lo que advertidos de que no podemos aislarnos bajo ningún concepto, ni entregarnos a la comida, bebida u otros excesos, lo mejor es apoyarse en la familia y los amigos. La búsqueda del ‘calor’ y la ‘comprensión’ puede ser un buen camino para superar los efectos del mal. Los expertos recomiendan que no se hable con la expareja en unas semanas y que, sobre todo, evitar hablar mal de ella ante nadie. Puede llorar los primeros días, pero de ahí en adelante, céntrese en sus amigos y su familia, haga vida social e intente recuperar el tiempo perdido con ellos.

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Hay otras formas de combatir el mal de amores. Hay que hacer deportes que es un cóctel de endorfinas que ayuda a acercarse a la felicidad. Huir de los alimentos grasos y procure sentirse físicamente bien. Hay que unirse a grupos con los que te puedan unir ciertas aficiones y con cuyos miembros es posible encontrar sustitutos a la carencia de la pareja. Conocer gente nueva es perfecto para la distracción de la mente y el cuerpo. Y sobre todo no le haga ascos a hacerse un homenaje: un viaje, por ejemplo, es un antídoto perfecto contra la pérdida y, sobre todo, pensar en el futuro y no quedarse anclado en el pasado y, lo más imporftante, hay que volver a creer en el amor por lo que no cabe cerrar puertas a nuevos encuentros porque el amor se deja abrazar de nuevo y, mientras tanto, bienvenida soltería.

Olvide a su ex pareja lo antes posible, no mantenga el contacto con su ex pareja las primeras semanas. Tiene que dejar pasar un tiempo hasta saber si pueden llegar a ser amigos o no. Al principio de una ruptura lo mejor es perder el contacto, y ser frio, hasta que se hayan olvidado los sentimientos por esa persona, al menos en parte. Mantener el contacto sólo le hará sufrir más.

En definitiva, para superar el mal de amores lo mejor es llevar una vida sana y sin excesos, pero que a la vez se lo pase bien y disfrute. Los primeros días serán duros, pero verá como al final la ruptura puede que haya sido para bien.

avatar mini2La sombra

 

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