Tras los acontecimientos que han sucedido en esta última semana, de los que no quiero hablar por salud mental, lo que se me ocurre hacer como mecanismo de defensa y supervivencia es refugiarme en los recuerdos de mi niñez. Donde todo parecía más fácil y donde se nos abrían las puertas de un futuro prometedor, que se resiste actualmente.
Por esto uno de los momentos más dulces de nuestra infancia era cuando salíamos del colegio y con el esfuerzo de nuestros padres nos daban una chuchería para alegrarnos la vida. ¡Qué momentos aquellos!
Pero también dedicarse a lo que a una persona le apasiona es una chuchería y un privilegio hoy en día. Por esto sigo en mi empeño de presentarles a profesionales que lo consiguen con mucho esfuerzo y a los que admiro desde la envidia sana. Y que mejor que hacerlo con creatividad, colores y, como no, moda… Una expresión artística que viste nuestras calles de personalidad y alegría porque en la diversidad está la riqueza. Sigue leyendo