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228 es el número mágico. Todo un récord. difícil de superar. Ese número corresponde al coeficiente intelectual de Marilyn vos Savant, el más alto jamás registrado y que fue computado por el Libro Guinnes.
La historia de nuestro personaje, que nació el 11 de agosto de 1946 en Misuri, se va forjando en un círculo familiar tremendamente protector y concienciado de que la inteligencia de la niña, ya manifestada con claridad cuando tenía 10 años, podía ser más un problema que una ventaja. Tanto es así que aún disponiendo de los informes psicológicos que situaban a Vos Savant en cifras mareantes y seguramente muy provechosas económicamente, sus padres decidieron retener la información al objeto de evitar cualquier intento de explotación comercial. El objetivo era darle una infancia lo más normal posible.
En contra de lo que pudiera dar a entender la experiencia universitaria no le fue muy bien a Marilyn, que aburrida decidió tomar otra dirección en su formación. Si bien su afición era la de convertirse en novelista, antes optó por ‘jugar’ en la bolsa e invertir para disponer de una base financiera sólida que le permitiera dedicarse con tranquilidad a lo que realmente le gustaba. Tardó cinco años en cumplimentar sus estrategias económicas y a partir de ahí convertirse en escritora a tiempo completo para dedicarse a escribir novelas, cuentos y poesías, bajo seudónimo.
Procuró siempre mantenerse en el anonimato, hasta que en 1985, cuando el Guinness público su CI en las pruebas de Mega Society, pasó a convertirse en poco menos que en una persona superdotada que merecía toda la atención mediática posible.
Vos Savant a pesar de su inteligencia aprendió más de la vida que de los libros. Independiente desde la más tierna edad se casó con un joven universitario, a los 19 años ya tenía dos hijos y un par de ex-maridos. Tuvo que trabajar duro para sacar sus pequeños adelante, aunque ello no evitó que estudiara algunos cursos de filosofía. En 1987 se casó con Robert K. Jarvik, el cirujano que desarrolló la mecánica del corazón humano artificial que lleva su nombre.
Juntos siguen actividades intelectuales y joviales, como la última clases de baile de salón. Disfruta mucho de las largas discusiones profundas con su marido, por ejemplo enfrentando temas como la realidad y el conocimiento, donde concluye: “La objetividad no es más que el proceso de entender la realidad.”
Hoy es una mujer famosa consagrada a su lectores y a su familia. Gracias a su inteligencia amasó una importante fortuna, y ahora todas las mañanas hace lo que mas le gusta, se dedica a escribir artículos para diarios y revista, y atiende a los miles de lectores que visitan su sitio web, aunque respecto al éxito ella dice: “Para tener éxito es más importante saber relacionarse que ser inteligente». Sin duda una respuesta inteligente.
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