Un estudio de investigación realizado conjuntamente por las universidades de Nueva York, Princeton e Illinois (EE.UU.) que trata sobre cómo se afianzan desde muy temprana edad los estereotipos de género en las niñas, ha sido publicado en la revista Science el pasado mes de enero.
El trabajo encabezado por Lin Bian, estudiante de doctorando de la Universidad de Illinois, Sarah-Jane Leslie y Andrei Cimpian, de los departamentos de Psicología y Filosofía, demuestra que ya a los seis años muchas niñas tienden a asociar que los niños son más brillantes que las niñas. También las niñas a esta edad suelen alejarse más que los niños de actividades supuestamente para “muy, muy listos”.
Este tipo de estereotipos tienen un impacto a largo plazo en la vida de las mujeres, ya que generalmente las aspiraciones académicas de hombres y mujeres jóvenes se basan en estereotipos de género.
Cimpian afirma que “nuestra sociedad tiende a asociar la genialidad más con los hombres que con las mujeres”. Este hecho, en el futuro hará que las mujeres no opten a ciertos trabajos porque los hombres estarían más capacitados que ellas.
Para llegar a estas conclusiones, Lin Bian y su equipo hicieron una serie de experimentos con 400 niños y niñas de entre 5 y 7 años. En uno de ellos se les contaba una historia sobre alguien muy inteligente pero sin desvelar su género. La tendencia en las niñas era asociar a esa persona con el género masculino. En realidad, a los 5 años, no se apreciaban diferencias significativas entre las respuestas de niños y niñas (siete de cada diez asocian el protagonista a su propio sexo), es decir, la mayoría de niños creen que la persona muy inteligente es un hombre y la mayoría de niñas, que es una mujer. Sin embargo, con 6 y 7 años, las niñas piensan que, si es muy inteligente, debe de ser un hombre. Si la protagonista de la historia es una persona “muy, muy amable”, ocurre lo contrario. A los cinco años, niños y niñas la asocian por igual a su propio sexo. Pero a partir de los seis años cada vez son más los niños que piensan que, si es muy amable, debe ser una mujer.
Otra prueba consistía en presentar dos innovadores juegos, uno de ellos para niños muy listos y el otro para niños que se esfuerzan mucho. El resultado fue que las niñas entre 6 y 7 años se interesaban más por el juego para niños que se esfuerzan.
Este estereotipo interiorizado desde la infancia, afirman los autores del trabajo, puede explicar la escasez de mujeres en carreras donde se valora especialmente la inteligencia como las matemáticas, la física, las ingenierías o la filosofía.
En Europa no se ha realizado ningún estudio similar, así que desconocemos si los mismos estereotipos se inculcan desde la infancia en nuestro continente. Lo que sí sabemos es que existe la misma desproporción entre hombres y mujeres en ocupaciones relacionadas con las matemáticas, física e ingenierías.