MISTICISMO ANTES DE DORMIR

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Algunos expertos señalan que existe una posibilidad de percibir el mundo de otra forma antes de caer en los brazos de Morfeo. Es el misticismo del momento justo antes de quedarse dormido.

El personaje creado por William Shakespeare, en la obra La Tempestad, Próspero,  decía algo así como “estamos hechos de la misma materia que nuestros sueños” ( we are such stuff as dreams are made on; and our little life is rounded with a sleep).

Si el sueño es todavía un misterio para la ciencia, lo es más el momento antes de quedarnos dormidos. Esa fase en la que transitamos por el umbral del sueño mientras somos llamados por Morfeo, mantenemos una ligera conciencia, nos encontramos, por decirlo de algún modo, entre dos mundos. Durante unos segundos estamos en algo que podría describirse como un sueño lúcido, cuando todavía no hemos entrado en el territorio del sueño propiamente dicho. Nos situamos entre lo irreal y la vigilia. Por eso muchos señalan ese segundo antes de caer en el sueño como el momento más valioso del día, cuando el córtex cerebral se apaga  pero continuamos en una conciencia despierta. Como la mente ha abandonado el control, pero no la conciencia, deja el campo abierto al complejo emocional que usualmente se encuentra suprimido y atado por la mente. Es como un ejercicio de liberación.

Este estado previo al sueño es llamado “estado hipnagógico” (que lleva o eleva al sueño). El dejarse llevar para que el universo entre o hacerse a un lado para ser atravesado por la inteligencia cósmica  parece ser un motivo común a la hipnagogia y durante el transcurrir de los siglos  ha sido usado por científicos, artistas, filósofos  y místicos.  La lista de personalidades que han explorado, utilizado y que incluso  han aprendido a prolongar ese estado hipnagógico, es extensa: William Blake, Samuel Taylor Coleridge, Thomas De Quincey, Edgar Allan Poe, Gérard de Nerval, Havelock Ellis, C. G. Jung, Jean-Paul Sartre, Ernst Jünger…

El filósofo neoplatónico Jámblico, entre sus múltiples prácticas teúrgicas, utilizaba la hipnagogia, “una condición entre la vigilia y el sueño en la que venían voces y luces brillantes y tranquilas”. Swedenborg, místico sueco, desarrolló un método para inducir y explorar estados hipnagógicos, en los que, según él,  viajaba al cielo, al infierno y a otros planetas. El químico August Kekulé, supuestamente,  descubrió la estructura del anular de la molécula de benceno vislumbrando un uróboros (una serpiente que se muerde la cola) durante un sueño hipnagógico.

Muchos ven en ese momento de duermevela un paralelismo con el paso de la vida a la muerte. En el momento justo antes de dormir  estaríamos en el filo del cielo-abismo y mantendríamos esa conciencia particular de atravesar una puerta. Dicen que cuando estás en el momento justo antes de morir ves pasar la película de tu vida, lo mismo podemos hacer antes de caer en el sueño profundo con los acontecimientos sucedidos a lo largo del día. Y así, el instante antes de morir se convertiría en el más importante de la vida y el momento antes de dormir en el más importante del día, convirtiéndose ambos en el mismo momento, aunque eso no lo sabremos hasta llegado el momento, valga la redundancia.

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Carmen Blue

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