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Un par de años hace que se estrenó en el teatro Lara de Madrid la obra ‘El manual de la buena esposa’ que pretendía retratar el mundo femenino del franquismo. La oportunidad de la representación, que alcanzó un notable éxito, se debió a la publicación a través de las redes sociales de un pasquín o un folleto del tardofranquismo que ‘adiestraba’ a las mujeres sobre cómo debían comportarse con el marido. La leyenda urbana de que la Sección Femenina cumplía una notable misión sobre el mundo femenino lo demuestran estos principios que se publicaron como ‘biblias’ en la España cañí de hace tan solo 56 años, aunque no olvidemos que esta rama femenina de la Falange Española no se disolvió hasta 1977, coincidiendo con la muerte del dictador.
Liderado por Pilar Primo de Rivera los principios fundamentales por las que debía regirse la mujer dócil y complaciente española no distaba demasiado de cómo se trata en determinados credos religiosos a la mujer musulmana. Si ahora nos sorprende el burka a nadie le debe extrañar que hace poco más de medio siglo las mujeres españolas debían cubrirse bien sus encantos en el vestir y cuando guardaban luto, de negro riguroso y allende los años según el parentesco del finado. Si hoy nos movilizamos ante los azotes y las lapidaciones con las que se castigan a las mujeres musulmanas por bailar o por no cumplir con sus deberes conyugales, no perdamos de vista que en la doctrina oficial de la iglesia católica y del Movimiento Nacional se llegó a justificar el castigo corporal a la mujer como manera más correcta de enderezarla por el buen camino.
Una escena de la obra ‘El manual de la buena esposa’
Es evidente que las religiones son machistas y no tienen demasiada confianza en la parte femenina. Las jerarquías musulmanas, sea cuales sean y sus derivados, no reservan para la mujer cargos de relevancia alguno. En la iglesia católica pasa un tanto de lo mismo. Anclada en los dogmas y la prisión de sus propias escrituras se mantienen inalterables a través de los siglos y puesto que ‘beben’ del pasado y apenas se renuevan subsisten en base a principios transnochados e impropios de los tiempos que corren.
Pilar Primo de Rivera reservó para las mujeres españolas todo el amplio campo asistencial y la propia reserva espiritual que las llevaba a vestir santos y guardar ausencias. Triste destino que era incompatible con los casos brillantes de niñas que descollaban por sus méritos académicos y no se les dejaba avanzar. La máxima del hombre en la calle y la mujer en la casa se extendió cada vez más y los casos aislados de desarrollo académico luego no encontraban en el mundo laboral la misma satisfacción si fuera hombre o mujer los beneficiarios, aunque, en verdad, esta es una desviación machista que aún no se ha corregido del todo.
El papel de la mujer en el franquismo es para echarse a llorar. Acompañamos este comentario con unos dípticos que se repartían graciosamente entre las destinatarias a través de la “labor social” de la Sección Femenina. No pocos reportajes del NODO, que eran las filmaciones del régimen que abrían las sesiones de cine a modo de adoctrinamiento a través del celuloide insistían en el papel superior que el régimen tenía encomendado a sus hombres, siempre acompañados por mujeres dispuestas a hacerles la vida fácil y feliz.
¿Hasta dónde llegaba el episodio de sumisión al macho ibérico? Probablemente no sea un caso aislado pero desde luego muy singular y hasta aterrador para el mundo femenino actual que no termina de creerse las exigencias que padecieron sus madres o sus abuelas.
“El manual de la buena esposa”, obra a la que aludíamos al principio, refleja todo lo dicho pero es difícil resistirse a no enumerar los veinte principios que las mujeres de la España franquista no podían olvidar en su preparación para el matrimonio y que son estas:
1.-Ten preparada una comida deliciosa para cuando él regrese del trabajo.
2.-Ofrécete a quitarle los zapatos.
3.-Habla en tono bajo, relajado y placentero.
4.-Prepárate: retoca tu maquillaje, coloca una cinta en tu cabello. Su duro día de trabajo quizá necesite de un poco de ánimo y uno de tus deberes es proporcionárselo.
5.-Durante los días más fríos debéis preparar un fuego en la chimenea para que se relaje frente a él.
6.-Preocuparte por su comodidad te proporcionará una satisfacción personal inmensa.
7.- Minimiza cualquier ruido.
8.- Salúdale con una cálida sonrisa y demuéstrale tu deseo por complacerle.
9.- Escúchale, déjale hablar primero; recuerda que sus temas de conversación son más importantes que los tuyos.
10.-Nunca te quejes si llega tarde, o si sale a cenar o a otros lugares de diversión sin ti.
11.- Haz que se sienta a gusto, que repose en un sillón cómodo.
12.- Ten preparada una bebida fría o caliente para él.
13.- No le pidas explicaciones acerca de sus acciones o cuestiones su juicio o integridad.
14.- Recuerda que es el amo de la casa.
15.- Anima a tu marido a poner en práctica sus aficiones e intereses
y sírvele de apoyo sin ser excesivamente insistente.
16.- Si tú tienes alguna afición, intenta no aburrirle hablándole de ésta, ya que los intereses de las mujeres son triviales comparados con los de los hombres.
17.- Al final de la tarde, limpia la casa para que esté limpia de nuevo en la mañana.
18. Cuando os retiréis a la habitación, prepárate para la cama lo antes posible, teniendo en cuenta que, aunque la higiene femenina es de máxima importancia,
tu marido no quiere esperar para ir al baño.
19.- Recuerda que debes tener un aspecto inmejorable a la horade ir a la cama…; si debes aplicarte crema facial o rulos para el cabello, espera hasta que él esté dormido, ya que eso podría resultarle chocante a un hombre a última hora de la noche.
20. En cuanto respecta a la posibilidad de relaciones íntimas con tu marido, es importante recordar tus obligaciones matrimoniales:
• Si él siente la necesidad de dormir, que sea así, no le presiones o estimules la intimidad.
• Si tu marido sugiere la unión, entonces accede humildemente, teniendo siempre en cuenta que su satisfacción es más importante que la de una mujer.
• Cuando alcance el momento culminante, un pequeño gemido por tu parte es suficiente para indicar cualquier goce que hayas podido experimentar.
• Si tu marido te pidiera prácticas sexuales inusuales, sé obediente y no te quejes.
• Cuando tu marido caiga en un sueño profundo, acomódate la ropa, refréscate y aplícate crema facial para la noche y tus productos para el cabello. Puedes entonces ajustar el despertador para levantarte un poco antes que él por la mañana. Esto te permitirá tener lista una taza de té para cuando despierte.
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