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El azúcar es un ingrediente que se produce naturalmente en muchos alimentos, entre ellos las frutas o las patatas. Este tipo de viandas son muy saludables, sin embargo, los azúcares procesados que presentan los dulces y los refrescos gaseosos no son nada recomendables para gozar de una buena salud.
Enfermedades relacionadas con el azúcar están en aumento. Diabetes, problemas cardiovasculares, fatiga adrenal e incluso cáncer, son sólo algunas de las enfermedades crónicas graves relacionados con el exceso de caer en uno de los llamados «venenos blancos».
Sin embargo, algunas de las consecuencias de ingerir grandes cantidades de azúcar se pueden solucionar si controlamos su ingesta.
Para empezar, el azúcar suprime nuestra hormona leptina que hace que nos sintamos llenos y cuando se corta el azúcar, el cuerpo vuelve a su modo de mantenimiento natural del apetito. El azúcar te hace comer más y tener sensación de hambre constantemente. Además, roba al cuerpo los nutrientes y ralentiza tu metabolismo. Tenemos que ser capaces de distinguir entre el hambre física y el hambre emocional. Cuando te liberas del azúcar, entiendes de otro modo el hambre física. Al eliminarlo de la dieta, tu cuerpo está tan bien que ya te dice lo que necesita y cuándo.
Por otra parte, tenemos la falsa creencia de que el azúcar te da energía. Sí, es cierto, te aporta un subidón rápido, pero en realidad es un succionador de energía. Si quieres obtener energía hazlo consumiendo grasas esenciales Omega 3, pescado, semillas, frutos secos y verduras, ya que una vez que los efectos de energía que te da el azúcar han desaparecido, la fatiga física del “bajón” puede ir acompañada de fatiga psicológica. Hace que aparezcan sentimientos relacionados con la depresión o la ansiedad, tales como letargo, tristeza, aislamiento social, nerviosismo, preocupación constante e incluso sensación de muerte inminente.
El azúcar puede alterar el sueño, como en el caso del chocolate, que contiene cafeína. También causa inflamación en el cuerpo, intestinal y pélvica. Ésta última da lugar a que muchas mujeres padezcan el Síndrome premenstrual (SPM) que hace que un día te sientas más cansada, con más hambre y con antojo de algo dulce. Sin embargo, si has dejado el azúcar no sentirás esa necesidad, se calmará tu dolor y te notarás menos hinchada. Todo esto porque tu sistema hormonal estará más equilibrado, no tendrás inflamación, el intestino y el útero disfrutarán de un buen suministro de oxígeno y nutrientes.
El azúcar afecta asimismo a la elastina y el colágeno (proteínas de la piel) debido a un proceso llamado glicación que hace que las proteínas muten, creando nuevas moléculas dañinas. La consecuencia es que te verás más apagada, con menos brillo y todo ello debido al exceso de azúcar. Si sufres de acné, rosácea, eczema, o simplemente oleosidad excesiva o sequedad, el azúcar podría ser el culpable. También es el causante de la fatiga adrenal cuyo signo son las ojeras. Además, una piel enferma puede ser debida a un mal funcionamiento de hígado. Éste se ve también afectado por la ingesta de azúcar. Así que el hígado mejora y la piel también si reducimos su consumo o mejor si lo eliminamos de nuestra dieta. La inflamación y las toxinas se manifiestan en hinchazón, retención de líquidos, y bolsas de grasa en lugares que menos lo deseas cuando no estás cuidando tu alimentación. Cuando el cuerpo llega a su tope y el azúcar se sigue consumiendo, las calorías se transforman y se almacenan como grasa corporal provocando problemas de peso como la obesidad o el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.
Frente a lo que pensamos, los problemas de presión arterial no sólo pueden ser debido al sodio en tu dieta, sino también a una dieta azucarada.
Además, el consumo en exceso de azúcar puede debilitar tu sistema inmunológico, haciendo que se reduzca la capacidad natural del cuerpo para combatir el resfriado, los virus de la gripe y enfermedades crónicas.
En definitiva, el azúcar es una droga y una muy potente. Acaba con el azúcar de dulces, chocolates, pasteles, galletas, helados, yogures… Notarás que tu organismo se equilibra.
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