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A los adultos nos cuesta adaptarnos a la vuelta de las vacaciones, pero, precisamente como adultos somos capaces de enfrentarnos a los cambios. Los niños también necesitan un periodo de adaptación: nuevos horarios, obligaciones, responsabilidades…
Otra de las cuestiones que se les hace cuesta arriba es la concentración. Después del verano, sin tener que prestar demasiada atención a nada, solo preocupándose de jugar, se hace complicado concentrarse en clase o en casa para estudiar.
Para que los niños puedan desarrollar su habilidad de concentración es necesario ayudarlos y hacerlos seguir una serie de pautas muy sencillas.
La principal es que en casa tengan su propio espacio de estudio y que lo asimilen como tal. El lugar de trabajo del niño debe ser cómodo, acogedor y disponer de una buena iluminación. Es importante que no haya demasiadas distracciones a su alrededor: ni TV, ni juegos, ni Tablet. Puede utilizar el ordenador o la Tablet para buscar información relacionada con lo que esté estudiando, pero es mejor controlar su uso.
Cuando les mandemos hacer algo, debemos tener paciencia. Las instrucciones que le damos deben ser claras y no es conveniente dar muchas órdenes a la vez sino ir aumentando paulatinamente para que el niño se acuerde de todo.
Si el niño ya tiene hábitos de lectura, interésate por lo que está leyendo o estudiando haciéndole preguntas para que te cuente de qué trata. Si no es muy aficionado a la lectura hay que intentar que tenga interés por algún libro, ya sea un cuento, cómic o cualquier otro formato(a mí me gustaba leer el diccionario…). Puedes probar por leerle una historia y preguntarle a cerca de lo que le has leído, es un buen método también para practicar la concentración.
Hacer resúmenes y esquemas de la información que tiene que estudiar, ayudará a su capacidad de síntesis y de análisis. Lo puede hacer con el libro que esté leyendo, anotando en una hoja la lista de personajes y la relación establecida entre éstos.
Cuando vayáis en el coche o en el autobús podéis jugar a aprender las matrículas de los coches o a contar los puentes o semáforos. Parece una tontería pero también requiere concentración y memoria.
Jugar con tu hijo al ajedrez, al parchís, a algún juego de cartas o armar rompecabezas le facilitará dotes de memoria, organización, adquirir capacidad de concentración y generar estrategias.
Además de todo lo expuesto, no debemos descuidar la alimentación. No conviene que se salten ninguna comida del día. La principal debe ser el desayuno que los activará para afrontar las primeras horas del día. La alimentación debe ser atractiva y variada, que contenga un alimento que le proporcione energía como como los frutos secos, el yogur o una fruta sin excederse en carbohidratos, que solo aportan energía inmediata pero que se consume rápidamente. Hay que evitar en la medida de lo posible las bebidas con gas o con azúcares añadidos, lo mejor es educarlos en el consumo de agua.
Puedes ver más sobre la alimentación en el artículo de QuéChic «Alimentación en época de exámenes».
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