A los adultos nos cuesta adaptarnos a la vuelta de las vacaciones, pero, precisamente como adultos somos capaces de enfrentarnos a los cambios. Los niños también necesitan un periodo de adaptación: nuevos horarios, obligaciones, responsabilidades…
Otra de las cuestiones que se les hace cuesta arriba es la concentración. Después del verano, sin tener que prestar demasiada atención a nada, solo preocupándose de jugar, se hace complicado concentrarse en clase o en casa para estudiar.
Para que los niños puedan desarrollar su habilidad de concentración es necesario ayudarlos y hacerlos seguir una serie de pautas muy sencillas.
La principal es que en casa tengan su propio espacio de estudio y que lo asimilen como tal. El lugar de trabajo del niño debe ser cómodo, acogedor y disponer de una buena iluminación. Es importante que no haya demasiadas distracciones a su alrededor: ni TV, ni juegos, ni Tablet. Puede utilizar el ordenador o la Tablet para buscar información relacionada con lo que esté estudiando, pero es mejor controlar su uso. Sigue leyendo