Violada y embarazada a los diez, tendrá que parir

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La noticia del embarazo de una niña paraguaya de 10 años, encinta de más de cinco meses presuntamente a consecuencia de una violación de su padrastro, ha traído a la memoria de muchos médicos el caso de Lina Medina Loza. En su caso, ocurrido hace justo 76 años en Perú, fue madre, la más joven confirmada, con solo 5 años, 7 meses y 21 días de edad y del que QueChic dio cuenta en su momento.

Lina nació en septiembre de 1933 en Antacancha, a 450 kilómetros al este de Lima, la capital de Perú. Cuando la pequeña tenía cinco años, su padre, Tiburcio Medina notó que su hija tenía el vientre abultado. En un principio, por las supersticiones locales, fue a ver a los chamanes porque creían que tenía dentro una culebra y culpaban del mal a Apu, el espíritu de los Andes. Sin embargo, no encontraron nada místico y le aconsejaron que la llevara a Pisco, la ciudad más cercano, ya que consideraron que probablemente tuviera un tumor.

Allí, Lina y su padre terminaron en la consulta del ginecólogo Gerardo Lozado descubrió que lo que tenía la pequeña de cinco años no era un tumor sino que estaba embarazada de siete meses y medio. La niña, que había empezado a menstruar con dos años y ocho meses, había concebido a su hijo a la edad de cuatro años y ocho meses. Ante este hallazgo, el médico llamó a la policía y detuvieron al padre, aunque fue liberado a los pocos días. A posteriori, detuvieron a uno de los hermanos de la niña, que sufría problemas mentales, aunque tampoco lograron demostrar su culpabilidad. En aquella época, aún no tenían a mano el estudio del ADN para señalar directamente al abusador.

Un mes después del descubrimiento, el 14 de mayo de 1939, Lina dio a luz a un niño por cesárea programada, ya que el cuerpo de la pequeña no estaba listo para hacerlo de forma natural. Su hijo, llamado Gerardo en honor al ginecólogo, pesó 2.700 gramos y midió 48 centímetros. Aunque tanto él como su madre estaban en perfecto estado, permanecieron internados durante once meses. La biopsia de uno de los ovarios de Lina realizada durante la cesárea dio como resultado un desarrollo madurativo similar a una mujer adulta. Edmundo Escomel, un destacado médico investigador peruano que documentó el caso de esta niña, declaró que la razón de su pubertad precoz era un desorden hormonal extraordinario originado en la glándula pituitaria.

Durante este tiempo, a la familia de Lina no pararon de lloverle ofertas. Aunque los abuelos rechazaron la posibilidad de que madre e hijo viajarán a Nueva York para exhibidos en la Feria Mundial con gastos pagados y 4.000 dólares mensuales, la que si aceptaron fue la de un empresario estadounidense de 5.000 dólares para que la pequeña y su bebé viajaran para ser investigados por científicos en Estados Unidos.

Sin embargo, el Gobierno peruano decretó que Lina y su hijo estaban en «peligro moral», por lo que crearon una comisión especial para protegerla. Así, la niña se quedó en Perú con su hijo, que fue criado creyendo que era el décimo hijo de sus abuelos. Eso sí, con diez años se enteró de que Lina no era su hermana sino su madre. Gerardo Medina murió a los 40 años de edad a causa de una rara enfermedad de medula ósea -que, en principio, no guardaba ningún tipo de relación con las circunstancias de su nacimiento y la precocidad de su madre -y sin saber la identidad de su progenitor. En Perú se llegó a creer que esta niña, que se casó y volvió a ser madre, era una especie de Virgen María y que el padre era el dios Sol.

El actual caso de Paraguay
Ahora, el caso de Lina vuelve a la palestra con el caso de Paraguay. La niña tiene 10 años, mide 1,39 metros, pesa 34 kilos y lleva en su vientre un bebé de 21 semanas producto, supuestamente, de una violación cometida por su padrastro y que ya ha sido detenido. Pero no podrá abortar, pese a que el embarazo, por su corta edad y su liviana condición física, supone un alto riesgo.

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El Gobierno de Paraguay ha hecho oídos sordos a la campaña internacional promovida por organizaciones de derechos humanos y obligará a la pequeña a tener el hijo ya que el embarazo es «viable» pese a ser «de alto riesgo», explicó Karen Díaz, encargada de Salud Sexual y Reproductiva del Ministerio de Salud Pública. Como el código penal del país sudamericano prohibe esta práctica en un embarazo de cinco meses. «Hablamos de un feto totalmente formado y con un tamaño considerable», aseguró Lida Sosa, directora de la Oficina de Programas de Salud. En el caso de que hubiera complicaciones graves para la salud de la niña, sí se podría inducir legalmente «un parto prematuro» para salvar su vida.

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