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¿Nunca os habéis preguntado por qué hay ciertas sustancias que resultan adictivas? La capacidad de adicción de una sustancia depende de circunstancias como la activación del sistema de la dopamina del cerebro o la sensación de placer que produzca, en qué grado provoca síndrome de abstinencia, el daño que cause, el precio que tiene en la calle, o la facilidad con la que se puede enganchar quien la pruebe.
Según los expertos esos serían los principales parámetros para afirmar que una sustancia resulta potencialmente adictiva, aunque hay investigadores que sostienen que ninguna es adictiva siempre.
Entre las sustancias que más enganchan se encuentran:
La heroína clasificada como la segunda droga más nociva considerando el daño que causa tanto a los consumidores como a la sociedad. Es peligrosa porque la dosis que puede causar la muerte es solo cinco veces mayor que la necesaria para colocarse. La heroína es un opiáceo que hace que el nivel de dopamina del sistema de recompensa del cerebro se eleve hasta un 200% .
Otra de las más aditivas es la cocaína porque interfiere directamente en el uso que el cerebro hace de la dopamina para transmitir mensajes de una neurona a otra. Lo que hace es impedir que las neuronas desactiven la señal de la dopamina, lo cual causa una activación anormal del circuito de recompensa del cerebro. Los niveles de dopamina de quien la consume se elevan tres veces por encima de lo normal. Se calcula que entre 14 y 20 millones de personas consumen cocaína en el mundo. Alrededor del 21% de las personas que la prueban se convertirán en dependientes de ella en algún momento de su vida.
La nicotina, conocida por todo el mundo ya que es la principal sustancia adictiva del tabaco, es la tercera en el ranking de adicción. Es muy raro que la persona que ha fumado alguna vez no se haya convertido en dependiente. Es un vicio socialmente aceptado, aunque cada vez sean más las restricciones para su consumo en espacios públicos. La Organización Mundial de la Salud calculó que había más de 1.000 millones de fumadores, y se prevé que, para 2030, el tabaco acabe con la vida de más de ocho millones de personas al año. Podéis echarle un vistazo a esta entrada de QueChic relacionada con el consumo de tabaco: Día Mundial Sin Tabaco.
Otra sustancia que engancha son los tranquilizantes, esos que se utilizan para tratar estados de ansiedad o insomnio pero que en algunos casos acaban resultando imprescindibles. Los también llamados barbitúricos interfieren en las señales químicas del cerebro, lo cual hace que diversas regiones cerebrales dejen de funcionar. En dosis elevadas pueden incluso provocar la muerte ya que inhiben la respiración. Hace algunos años eran de fácil acceso ya que con una receta te los dispensaban en la farmacia, pero en la actualidad se han sustituido por otros medicamentos con distinto principio activo.
Por último, señalar otra de las drogas legales en muchos países occidentales: el alcohol. Los niveles de dopamina ascienden en la medida que consumimos alcohol. Los expertos calculan que cerca del 22% de las personas que han tomado una copa desarrollarán una dependencia del alcohol en algún momento de su vida. Algunos la consideran la droga más perjudicial, que causa enfermedades de tipo físico(hígado, cerebro, riñones, corazón…) pero también psicológico. Además, al igual que ocurre con la nicotina del tabaco, cada vez son más las personas jóvenes adictas a este tipo de sustancias.
Si nos paramos a reflexionar, el hecho de que una droga se encuentre bien vista socialmente y sea de fácil acceso, como sucede con el tabaco y el alcohol, es más probable que cause más daño que otra que no sea de tan fácil acceso.
Todavía podríamos ampliar la lista de sustancias adictivas prohibidas pero también aceptadas, como el caso de la cafeína.
Lo recomendable es no consumir ningún tipo de sustancia que pueda alterar el sistema nervioso y dañar otros órganos del cuerpo.
Mens sana in corpore sano, querid@s.
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