REPORTAJE: EL TRÁNSITO

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La diferencia es de solo un segundo: el del tránsito de la vida a la muerte. ¿Cómo son los rostros, nuestras expresiones, nuestro retrato, cuando cubrimos ese paso definitivo? ¿Es el camino a la nada, quizás a la resurrección del espíritu, al encuentro con dios, a la reencarnación? Quien de los que lean esto no se han preguntado alguna vez qué hay detrás, al otro lado, el fin o el principio.
El fotógrafo Walter Schels se lo ha venido preguntando desde siempre y ahora que tiene 70 años la idea de la muerte, que siente cercana, le aterra. Para combatir esa tristeza que se apodera de los cuerpos cuando el paso del tiempo se muestra inexorable nuestro protagonista ideó un proyecto ciertamente innovador: Life Before Death. (La Vida después de la Muerte). Se trataba de buscar en los hospitales enfermos terminales y conseguir fotografiarlos poco antes del fallecimiento y minutos después. Cuanto menos tiempo, mejor. El rostro de la muerte en su versión más cercana, sin lugar a dudas.

lifebeforedeath

Los escalofríos de este enfrentamiento radical con el tránsito y de este mirar cara a cara a la muerte no tuvo en los enfermos terminales a los que acudió Schels los efectos de rechazo esperados. Todo lo contrario, muy pocas personas se negaron en ser retratados antes y después de morir. Incluso algunos se mostraron agradecidos, porque por lo menos eran escuchados de haber recibido ese grado de humanidad.
Lo cierto es que Schels comenzó a visitar hospitales de Hamburgo y de Berlín durante 2003 y 2004 y el panorama fue sumamente agradecido. ¿Qué se le infunde al paciente condenado a morir cuando se le pide permiso para fotografiarlo antes y después? Prabablemente afecto y calor. Decía Walter, «Todo lo que no es real es despojado. Cuando mueres eres lo más real que puedes llegar a ser, más de lo que has sido nunca antes».
Puestas asi las cosas nuestro fotógrafo setenton y su amigo Lakota estuvieron más de un año en alerta permanente. Acudían a los hospitales cuando recibían los avisos o cuando tenían la comunicación de que la muerte estaba ya al llegar. Detrás del último suspiro resonaba el clik de la cámara de Walter.
Los resultados de toda una larga serie de retratos reflejan una tremenda serenidad cuando no una curva de expectación en el enfermo que parece admitir como inevitable que tiene los días contados.
La muerte no sólo eliminó los miedos de Walter Schels sino que, mucho más importante, reflejó una critica a la sociedad moderna carente de empatía para aquellos que más sufren y padecen. Se trataba de acercarse a los que están en el final, de una manera más humana.
Al final de este programa nuestro fotógrafo concluyó que la muerte no era el terror, lo terrorífico era no mirarla a los ojos.

avatar mini2                                                              La sombra del testigo

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