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Tod@s la padecimos alguna vez y conocemos sus síntomas: dolor abdominal, vómitos, náuseas y diarrea.
En el mundo se producen entre tres y cinco mil millones de casos de gastroenteritis al año, que afectan principalmente a niños. En muchas ocasiones es debido a su falta de inmunidad y su relativa poca higiene.
Esta patología consiste en la inflamación de la mucosa del estómago (gastritis) y la del intestino (enteritis). Lo más habitual es que sea provocada por un virus, que puede ser de diversos tipos, en cuyo caso se la conoce con el nombre de gripe intestinal.
También las bacterias pueden ser causantes de gastroenteritis, si consumimos alimentos preparados inadecuadamente, caducados o mal conservados, o si tomamos agua en mal estado.
Si los alimentos se contaminan con bacterias y se mantienen a temperatura ambiente durante varias horas, las bacterias se multiplican y aumenta el riesgo de infección en las personas que consuman dichos alimentos. Entre los alimentos asociados con esta enfermedad se incluyen: carne cruda o poco cocida, pollo, marisco y huevos, brotes crudos, leche sin pasteurizar, quesos frescos, y zumos de frutas y verduras.
Debido a que se trata de una infección causada por bacterias o virus, hay que tener en cuenta las siguientes medidas:
Lávate siempre las manos después de ir al baño, antes y después de comer y durante el día siempre que sea necesario.
Verifica la fecha de caducidad de los alimentos.
El baño y la cocina son dos áreas de la casa que deben mantenerse lo más higiénicas posible.
Consume los alimentos que se sacas de la nevera sin dejar que pase mucho tiempo. En cuanto a los que saques del congelador, debes consumirlos una vez descongelados y no podrás volver a congelarlos.
Evita los alimentos crudos y poco cocinados. Estos alimentos son los más propensos para esparcir el virus de la gripe estomacal.
Siempre que puedas, no bebas agua que no ha sido tratada o leche sin pasteurizar, puesto que pueden transmitir enfermedades, aumentando las bacterias y los virus.
Lava la fruta y las verduras muy bien antes de comértelas para eliminar cualquier bacteria importante que pueda traer.
Si eres una persona propensa a contraer esta enfermedad debes evitar las bebidas con cafeína porque favorecen la secreción intestinal. También es conveniente que evites los lácteos y alimentos con lactosa. Las medicinas que contienen ibuprofeno, asimismo, son muy dañinas para el estómago.
Y si tienes la mala suerte de haber cogido una gastroenteritis, estos son algunos de los remedios para curarla:
La insípida dieta blanda, ya sabes, arroz hervido y su agüita, pan tostado, manzana…
Beber mucha agua para evitar la deshidratación (entre dos y tres litros). Prepárate un “rico” suero oral casero con agua, limón, bicarbonato, sal y azúcar y así recuperarás los minerales perdidos. No tomes zumo de fruta o leche cuando tengas gastroenteritis.
El jengibre es un buen remedio casero ya que tiene propiedades antiinflamatorias que calman el dolor de estómago y las náuseas. Tómalo en infusión con un poquito de anís y te sentirás mejor (aunque solo sea por meterle al chupito de anís).
Tomar una infusión de té negro o menta poleo cortará los síntomas de la gastroenteritis.
Prepara zanahoria y patata pasados por la licuadora con un poco de agua y tómalo dos veces al día. Evita, al menos durante los dos primeros días, comer alimentos sólidos y cuando empieces a ingerirlos hazlo de forma gradual (galletas saladas, pan tostado, gelatina, bananas, manzanas, arroz, pollo…)
Y recuerda que la mejor postura cuando padeces gastroenteritis es tumbarse o ponerse en posición fetal (nada de misioneros, que te puedes hacer caquita).
No desesperes, la gastroenteritis normalmente desaparece en dos o tres días (aunque puede durar hasta diez).
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