MALOS HUMOS

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La Asamblea Mundial de la Salud instituyó el Día Mundial sin Tabaco en 1987 para llamar la atención mundial hacia la epidemia de tabaquismo y sus efectos letales. Por eso, cada año, el 31 de mayo, la OMS y asociados de todo el mundo celebran este día para advertir sobre los riesgos para la salud asociados al consumo de tabaco y promover políticas eficaces para reducir su consumo.

El tabaquismo es considerado ya una epidemia a nivel mundial que cada año mata a casi seis millones de personas, de las cuales más de 600.000 son fumadores pasivos, es decir, mueren por respirar humo ajeno. A menos que actuemos, la epidemia matará a más de 8 millones de personas cada año hacia 2030. Además, en este día la OMS pretende proteger y concienciar a las generaciones presentes y futuras no solo de esas consecuencias devastadoras para la salud, sino también de los problemas sociales, ambientales y económicos que se derivan del consumo de tabaco y la exposición al humo que desprende.

El lema y tema central de este año 2015, será “Alto al comercio ilícito de productos de tabaco”. En años anteriores el día se centraba en la necesidad de subir impuestos para reducir la demanda o en prohibir fumar en diversos espacios.

Este año, hacen un llamamiento a los países a que colaboren para poner fin al comercio ilícito de productos de tabaco, un problema importante a escala mundial, que afecta sobre todo a la salud, pero también a la economía, la corrupción y el gobierno. Y sin haberlo pensado he escrito corrupción y gobierno en la misma línea, algo a lo que últimamente estamos acostumbrados. Pero ese es otro tema.

El mercado del tabaco ilícito podría suponer hasta una décima parte de los cigarrillos consumidos en el mundo. La Unión Europea y sus Estados Miembros pierden más de 10.000 millones de euros cada año, en concepto de impuestos e ingresos aduaneros no percibidos, debido a la venta ilícita de tabaco. En casi todos los países del mundo hay comercio ilícito de tabaco.

Desde mi punto de vista el tabaco es una droga permitida, como lo es el alcohol(a pesar de sus beneficios: ¡Viva el vino!). Los impuestos de estos productos son destinados a la sanidad entre otros servicios públicos pero, ¿qué haría el estado sin esos ingresos? ¿De dónde nos quitaría a los ciudadanos ese dinero que recauda con los impuestos de tabaco y alcohol?

Hay todo un negocio montado detrás de las industrias tabacaleras, además de muchísimas personas que viven directa o indirectamente de la venta del tabaco. Es imposible que los que gobiernan las eliminen. Este año lo dedican a acabar con el comercio ilícito porque su bajo coste hace que aumente el consumo pero también porque son muchos impuestos los que dejan de llenar las arcas estatales. ¿O no?

Desde luego que el tabaco daña la salud tanto propia como ajena. Debemos procurar que, sobre todo, las generaciones futuras no accedan a su consumo, concienciar a nuestros descendientes de que es algo perjudicial, y para ello es primordial dar ejemplo: decir no  al tabaco.

Para un fumador es muy difícil abandonar el hábito, aunque no es imposible. En la actualidad existen muchas fórmulas, bien con medicamentos, psicológicas o incluso quirúrgicas (acupuntura, por ejemplo). Si estás pensando en dejarlo pide ayuda, habla con tu médico, cuéntaselo a las personas que te rodean y la lucha será más fácil.

¡Acabemos con los malos humos!

carmen-blue11-e1401998995764Carmen Blue

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