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Para ser feliz no hace falta mucho. Vivir el presente y disfrutar de cada instante. Cada uno de los momentos de tu vida es irrepetible, así que merece la pena vivirlos en toda su intensidad.
Relaciónate con amor contigo misma y así podrás amar a los demás. Tenemos que trabajar nuestra autoestima, aprender a cuidarnos y a dedicarnos tiempo, a darnos placer, a saber estar solos al igual que a disfrutar de la compañía.
Para ello es necesario liberarse de los miedos, de los prejuicios. Cuando se trata de amar, hay que hacerlo sin expectativas, generosamente y en un clima de confianza mutua. Amar sin idealizar, sin mitificar y sin que nos mitifiquen. Amar al otro tal y como es, con sus virtudes y defectos, porque tú también los tienes. Además así te llevarás menos decepciones.
Enamórate de tu libertad, y de la de los demás. Una relación de pareja no es una cárcel, tú tienes mucho amor en ti y no todo tiene que ir dirigido hacia tu pareja. Diversifica, llena de amor tu entorno, tu familia, tus amigos, tus compañeros, tu mascota, los elementos de la naturaleza…
Deja a un lado los dramas y las tragedias que solo te quitan energía. Si has tenido fracasos en anteriores relaciones, solo te deben servir de aprendizaje. Tampoco te encierres en una relación que no te hace feliz. No dejes que pase el tiempo estando al lado de alguien que no te conviene o que piensas que algún día cambiará. Si tienes que dejar a tu pareja hazlo, ten la suficiente valentía para decir lo que sientes intentando no herir a la otra persona.
Las rupturas amorosas deben ser separaciones cariñosas. Si puedes evita que el dolor convierta vuestros sentimientos en odio, quédate con los buenos momentos y deja a un lado lo negativo para que la separación sea lo más amistosa posible.
Si por el contrario disfrutas de una relación satisfactoria, en la que das amor y te sientes correspondida, seguro que la clave está en la buena comunicación, la confianza, el respeto, la paciencia… Para que una relación sea duradera es necesario establecer pactos contigo misma y con tu pareja, ser coherente con tu discurso y tus emociones, responsabilizarte de tus palabras, de tus emociones y tus actos. Hay que aprender a escuchar, a pensar lo que hacemos o decimos antes de actuar, a dialogar desde el cariño, a transformar los sentimientos negativos en aprendizaje y experiencia.
El amor se construye, por ello debemos elegir un buen compañero de viaje. Aunar experiencias, reinventarse y poner en práctica lo aprendido en el camino sin dejar de seguir explorando uno en el otro.
Vive el amor sin prisas, busca tiempo para él, vívelo intensamente sin pensar en qué pasará mañana. Disfruta del presente con amor. Respira. El amor está en el aire.
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