ETAPAS EN LA RELACIÓN DE PAREJA

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Cualquiera que haya mantenido una relación más o menos duradera, se habrá dado cuenta que ha vivido diferentes etapas en el transcurso de la misma. Distintos estudios diferencian algunas fases por las que pasan las relaciones de pareja. En todos ellos hay unas líneas generales en las que casi todos los especialistas coinciden. Por ejemplo, los psicólogos norteamericanos Ellyn Bader y Peter Pearson, afirman en su estudio que toda relación de pareja evoluciona y atraviesa ciertas fases a las que denominan: Fusión; Diferenciación; Exploración; Acercamiento  y Complicidad.

Otro estudio, el de la profesora Cindy Hazan, de la Universidad de Cornell en Nueva York revela que  los seres humanos se encuentran biológicamente programados para sentirse apasionados entre 18 y 30 meses. Hazan descubrió que el enamoramiento posee un “tiempo de vida” lo suficientemente largo para que la pareja se conozca, pero que no es eterno. Y es que las mariposas en el estómago no duran toda la vida.

Por otra parte, Victoria Cadarso, licenciada en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid y psicoterapeuta, también diferencia varios periodos que explica en su libro: “Botiquín para un corazón roto. Consejos para curar las heridas del amor y transformar el sufrimiento en autoconocimiento”. Estas son las etapas que distingue la psicóloga:

-Un primer ciclo  de fusión o enamoramiento que suele durar los 18 primeros meses de la relación. Es un momento de alegría, ilusión, esperanza en el que queremos estar todo el tiempo con el otro para conocerlo, compartir y satisfacer nuestra pasión. En este periodo de tiempo no se tienen en cuenta los aspectos que nos diferencian del otro, solo destacamos los que tenemos en común. Es una etapa llena de virtudes e idealismos y ningún defecto. Apenas hay discusiones, ambos se entienden y se sienten comprendidos. Una discusión se viviría en este momento con mucha intensidad y supondría un drama porque no se tiene experiencia de cómo se va a resolver. Es  ahora cuando se sientan las bases de la relación, así que conviene equilibrar el querer estar próximos y no perder la propia autonomía, aprender a mantener la independencia y respetar la individualidad del otro desde el inicio de la relación. El éxito de una pareja está aquí: en equilibrar los espacios comunes y la autonomía individual.

-Esto dará lugar a una nueva etapa, la 2ª de relación y vinculación, que llega hasta los tres años de la vida en pareja. Aquí la relación no es tan pasional, sino que se basa en el compañerismo, al mismo tiempo que se afianza la autonomía de cada uno. Ahora ya nos atrevemos a tocar los temas que se habían reprimido en la primera fase de la relación, aunque esto genere conflictos o discusiones. Es el momento de aprender a solucionar las diferencias y negociar con el otro. Es una etapa de adaptación y afianzamiento.

-La convivencia es otra fase importante en una relación. A veces, se baja la guardia y la familiaridad y la rutina pueden traer algunos conflictos, por ello es fundamental poner límites. Es necesario compartir tareas y llegar a acuerdos para que el espacio común no se convierta en un ring. Hay que aprender a dialogar y discutir, ya que eso nos enseñará las destrezas necesarias para lograr acuerdos. Si se sabe llevar es una etapa de calma dulce en la que el amor se manifiesta con más compañerismo.

-La siguiente fase es la de Autoafirmación, que sucede pasado el tercer año. Llega la necesidad de diferenciarse del otro, de oxigenarse y tener en cuenta las necesidades propias frente a las de la pareja. Pero hay que tener mucho cuidado con la fina línea que separa tener independencia y llevar vidas distantes. En esta etapa es importante desarrollar la capacidad de compromiso, ya que es posible que uno de los miembros de la pareja tenga un perfil más bajo que el otro y se sienta “abandonado”. Pueden surgir problemas debido a la diferente capacidad para evolucionar o desarrollarse como personas, ya que cada uno crece a distinto ritmo.

La 5ª etapa es la de colaboración. Si conseguimos anteriormente afianzar nuestra individualidad, ahora tenemos que compaginarla con los proyectos en común. Ya hemos desarrollado también las destrezas de la convivencia, sabemos lo que piensa el otro y tenemos la capacidad de resolver las diferencias. Las crisis solucionadas exitosamente ayudarán a consolidar la relación cada vez más.  Este es el momento de apoyarnos para hacer algo juntos, ya sea tener descendencia,  crear una empresa  o hacer ese viaje que en el pasado no fue posible. Si el apoyo es mutuo, la relación resurge y la ilusión y emoción de una nueva meta nos dará sensación de seguridad y estabilidad.

La última fase es de Adaptación. Ya llevamos muchos años con nuestra pareja y vivimos el momento de  la madurez y la conciencia de cómo pasa la vida. Muchas parejas acaban con su matrimonio después de 10 o 20 años porque solo estaban unidos por proyectos que han finalizado. Si hemos tenido hijos, éstos ya habrán crecido y ese proyecto en común ya ha sido superado, o tal vez ya cumplimos aquellas metas que nos habíamos planteado en anteriores etapas. Este es el punto en el que la pareja o bien se rompe, o se consolida. Es el momento de mirar al otro y plantearse si queremos pasar el resto de nuestra vida a su lado, esta vez sin la idealización de la primera etapa. Es la fase de la vida en que aceptamos seguir con nuestro compañero a pesar de todas esas cosas que no nos gustan tanto de él y de que ya no es la misma persona que conocimos, pero es que nosotros  tampoco lo somos.

La doctora Ellen Wachtel, terapeuta de pareja y autora del libro «Nos queremos mucho, pero…» afirma que  la vida en pareja no tiene por qué ser aburrida ni monótona aunque pasen los años. Para Wachtel es muy importante que las parejas que llevan mucho tiempo juntas se muestren agradecidas y reconozcan los esfuerzos que hacen uno por el otro. Algunas personas se acostumbran a recibir sin más.  La doctora nos invita a no perder las buenas costumbres y modales y admitir y manifestar lo que nos gusta de nuestra pareja y declararle nuestra gratitud (por ejemplo, cuando cocina algo que nos encanta o nos sorprende con algún regalo). Tampoco es aceptable la dejadez, optar por el desaliño pensando que tu pareja ya te conoce lo suficiente como para tener que molestarte en arreglarte. El interés por el compañero se demuestra también haciendo un esfuerzo por ser atractivos y respetuosos.

La relación de pareja se transforma al mismo tiempo y  ritmo que los dos integrantes van pasando por diferentes etapas: ambos evolucionan, cambian y se adaptan.

¿Estás de acuerdo? ¿En qué etapa estás tú, querid@?

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Carmen Blue

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