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Misty Copeland lo tenía muy claro: quería ser bailarina y no hubo nada que se interpusiera en su camino. Un camino lleno de obstáculos que consiguió superar a base de esfuerzo, optimismo y mucha pasión.
El hecho de proceder de una familia humilde con pocos recursos fue un hándicap para iniciar su apasionante carrera, aunque no fue lo peor. En todas las pruebas a las que se presentaba le decían que había empezado muy tarde a bailar (con 13 años cuando lo normal es comenzar con 6 o 7 años), pero lo más sorprendente es que no la escogían por tener un cuerpo muy musculoso. Pues con su piel oscura y su criticado físico venció estereotipos y hoy es primera bailarina del American Ballet Theatre (ABT), una de las compañías de danza clásica más importantes del mundo, convirtiéndose así en una de las pocas bailarinas afroamericanas que logró llegar a solista en las últimas dos décadas de la historia de la prestigiosa compañía de danza.
Copeland sirve de inspiración de millones de personas que también luchan por cumplir sus sueños. Afirma que los bailarines que han triunfado no son los que fueron llamados genios desde pequeños, sino aquellos a los quienes les dijeron “no” una y otra vez. Lo dice por experiencia.
La bailarina nació en Kansas, pero se trasladó muy joven a un conflictivo barrio de Los Ángeles, California. Su experiencia personal ha sido muy dura: una familia desarticulada, nómada, con escasos recursos para su supervivencia, con seis hermanos, una madre conflictiva y la presencia de distintos padres. Aun así, en medio de esa vorágine y de la desigualdad social y cultural existente, Copeland construyó su mundo y, a pesar de descubrir la danza tardíamente, logró llegar a lo más alto. Coincidió en un club con la profesora Cindy Bradley, quien la animó a iniciar su vertiginosa carrera. Entre las personas que la han apoyado está el cantante Prince, a quien ha tenido la oportunidad de acompañar en escena y con quien se le ha llegado a vincular sentimentalmente.
“Life in Motion: An Unlikely Ballerina”, es una autobiografía escrita con el apoyo de la escritora Charisse Jones, en la que Misty cuenta su experiencia al mismo tiempo que reflexiona sobre temas como la discriminación, la desigualdad, el racismo, la marginalidad, la falta de oportunidades, la promiscuidad y la pobreza. En sus catorce capítulos se reafirma su condición de bailarina prodigio con un talento especial. Misty descubrió en la danza (una disciplina que demanda mucha práctica, concentración, constancia, desarrollo y ejercicio físico) su salvación, su vocación y la razón final de su vida.
Recientemente, la marca de ropa deportiva Under Armour le propuso ser parte de la campaña «I Will What I Whant», la cual celebra la determinación de distintas atletas femeninas que no han aceptado un no como respuesta. Su popularidad aumentó notablemente con su conmovedora actuación en el anuncio, donde aparece en un salón de ensayo haciendo puntas mientras una voz en off pronuncia estas palabras: “Una academia de danza le informa que no puede aceptarla, pues no tiene el cuerpo adecuado para el ballet y a sus 13 años ya es muy vieja para comenzar en este arte”. El anuncio concluye con la bailarina moviéndose por un escenario acompañada por la leyenda: “Haré lo que quiero”.
Y tú, ¿haces lo que quieres, querid@?
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