Misty Copeland lo tenía muy claro: quería ser bailarina y no hubo nada que se interpusiera en su camino. Un camino lleno de obstáculos que consiguió superar a base de esfuerzo, optimismo y mucha pasión.
El hecho de proceder de una familia humilde con pocos recursos fue un hándicap para iniciar su apasionante carrera, aunque no fue lo peor. En todas las pruebas a las que se presentaba le decían que había empezado muy tarde a bailar (con 13 años cuando lo normal es comenzar con 6 o 7 años), pero lo más sorprendente es que no la escogían por tener un cuerpo muy musculoso. Pues con su piel oscura y su criticado físico venció estereotipos y hoy es primera bailarina del American Ballet Theatre (ABT), una de las compañías de danza clásica más importantes del mundo, convirtiéndose así en una de las pocas bailarinas afroamericanas que logró llegar a solista en las últimas dos décadas de la historia de la prestigiosa compañía de danza. Sigue leyendo
