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Con 93 años, su estética y su extravagancia la han convertido en un icono de estilo. Desafiante y libre, de espíritu joven e irreverente, es la «it girl» más longeva del momento, todo un referente en el mundo de la moda y el diseño.
Iris Apfel es una leyenda viva de la decoración de interiores, todo un personaje de la sociedad neoyorquina, «una estrella geriátrica», como se define a sí misma. Es el icono de una nueva generación de señoras mayores que están poniendo en jaque nuestro concepto de vejez.
“Iris”, la película documental que el año pasado rodó Albert Maysles, ha vuelto a despertar el interés sobre su apasionante vida, que incluso ha sido objeto de varias exposiciones en los museos más importantes del mundo, entre ellos el Metropolitan de Nueva York. Precisamente a raíz de una exposición en ese museo en el año 2005 le llegó la fama mundial. Allí se podían ver más de 80 trajes de su peculiar colección de moda en la que hay piezas de Dior, Dolce & Gabbana, Nina Ricci, Geoffrey Beene, Lanvin, etc.
La exquisita firma de textiles y diseño interior que creó junto a su marido Carl (fallecido el pasado mes de agosto), Old World Weavers, la llevó a tener clientes como Greta Garbo, Patricia Nixon y Estée Lauder y a decorar la Casa Blanca para nueve presidentes, desde Harry S. Truman hasta Bill Clinton.
Aunque para ella es más importante “ser feliz que ir bien vestido», no niega su pasión por los trapos y piensa que los diseñadores de hoy en día se equivocan al ningunear a las mujeres de cierta edad: “Somos nosotras las que tenemos tiempo y dinero para ir de compras, pero ellos hacen vestidos de 13.500 € para las que tienen un cuerpo de 16 años», afirma. «No me importa nada en absoluto la edad de una persona. Si me gusta, es joven y bella; si no, es vieja y fea». Y cita a George Bernard Shaw: «La juventud es algo tan maravilloso que es un crimen desperdiciarla en los jóvenes».
Su secreto para mantener esa eterna juventud es el sentido del humor y las ganas de trabajar. Y en ello continúa diseñando gafas, bolsos, zapatos, trabajos de decoración y un programa para la Universidad de Texas, porque le ofrecieron una plaza de profesora para impartir un curso.
Nacida en una familia humilde de La Gran Depresión, su primer contacto con el mundo de la moda lo vive con 11 años, cuando tuvo que comprar su vestido de Primera Comunión sola, ya que su madre trabajaba y no tenía tiempo para acompañarla. Recuerda haber hecho una buena compra e incluso regresar a casa con algo del poco presupuesto del que disponía.
Le apasiona la moda, pero no se aferra a los estereotipos. Le encanta combinar piezas de diseño con ropa de mercadillo. Piensa que el estilo de cada uno debe ser algo intuitivo. El estilo es sobre todo actitud, la forma de pensar sobre ti, el tener curiosidad acerca de uno mismo. La moda, al fin y al cabo, es para ella una reflexión de la política, de la vida social, de la economía, de la atmósfera… Para Iris Apfel vivir es la mejor inspiración, y ésta te llega de la gente, al leer libros, visitar museos, caminar por la calle, ver una obra de teatro, disfrutar del mar, pasear por el campo, escuchar una canción…
No tiene pelos en la lengua a la hora de afirmar que la mayoría de los diseñadores actuales solo hacen bosquejos, porque para hacer algo realmente de calidad hay que saber cómo cortar, coser y dibujar. Según Iris, la mayor parte de los diseñadores contemporáneos dependen de otras personas para hacerlo.
Se define también como una mujer independiente, algo que no se debe confundir con ser feminista y así lo expresa:
“Sé dueña de tu vida, emprendedora, ejercita tu curiosidad, busca tu camino alejada de la manada. Allí fuera hay un mundo ilimitado que te está esperando».
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