ANA MARÍA MATUTE, UN AÑO SIN TI

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Se cumple un año de su muerte. Aunque fue homenajeada y premiada en vida y recibió la admiración de sus contemporáneos, no podemos dejar caer en el olvido a la que fue, desde mi punto de vista, la escritora más sobresaliente del S.XX. Una de las voces más personales de la literatura española del pasado siglo y considerada por muchos como una de las mejores novelistas de la posguerra española.  “Primera memoria”, “Luciérnagas”, “Olvidado rey Gudú”…son lecturas imprescindibles. Y es que hay libros que dejan en nosotros una huella imborrable.

Si empiezas a leer cualquiera de sus libros, puede que las primeras páginas no te resulte atractivo, pero cuando sigues leyendo te das cuenta de que ya es imposible dejarlo hasta llegar al final. Cuando comencé a leer “Primera Memoria” me ocurrió eso. No resultó ser una obra política aunque recreaba la posguerra, sino más bien  intimista en la que sí se podía advertir el rechazo a una sociedad hipócrita, autoritaria y represiva.

olvidado

Después leí  “Olvidado rey Gudú”, una fábula a medio camino entre el libro de caballerías y el cuento de hadas, donde la imaginación y lo ético se mezclan para crear un ambiente de ensoñación y un mundo utópico. Se trata de un larguísimo cuento para gente mayor, una gran metáfora del hombre,  de su condición y de su historia. Sus páginas  están llenas de fantasía y a través de ellas seremos testigos de la creación y expansión del Reino de Olar.

Decenas de personajes dispares (hechiceros, guerreros, trasgos, ondinas y demás fauna mágica), con su peculiar forma de ver y entender el mundo, conforman un inmenso tapiz hilado con cientos de pequeñas historias donde realidad y fantasía, pasado y futuro, se entrelazan con los sentimientos, sueños, dudas, miedos y anhelos que, desde hace siglos, nutren la condición humana. A lo largo de las páginas de este libro, podremos encontrar exquisitas referencias a los cuentos de los Hermanos Grimm, Andersen o Perrault.

Luciérnagas”, es otra  imprescindible en la que Matute describe el dolor y la locura que la guerra provoca en quienes vivieron aquellos años tan cruentos, de hambre, de dura pobreza, de violencia y de miedos. Aunque fue recortada por la tijera de la censura, tiempo después se publicó tal y como Matute quiso. En ella  nos habla de la inocencia interrumpida, del dolor y la derrota, para tornarse, a pesar de todos los sufrimientos, en una oda a la vida.

Ana María fue la segunda de cinco hijos de una familia perteneciente a la pequeña burguesía catalana, conservadora y religiosa. Su padre, Facundo Matute Torres, era propietario de una fábrica de paraguas. Cuando Matute tenía cuatro años cayó gravemente enferma. Por dicha razón, su familia la lleva a vivir con sus abuelos en Mansilla de la Sierra, un pueblo pequeño en las montañas riojanas. Según ella misma declaró, la gente de aquel pueblo la influenció profundamente. Escribe su primera novela, “Pequeño teatro”, con solo 17 años, aunque no es publicada hasta 11 años más tarde. El 17 de noviembre de 1952, Matute se casa con el escritor Ramón Eugenio de Goicoechea. En 1954 nace su único hijo, Juan Pablo, al que le dedicó gran parte de sus obras infantiles.

Fue una mujer adelantada a su tiempo, ya que se separó de su esposo en el año 1963. Las leyes en la España de entonces no permitían a Matute ver a su hijo, su esposo obtuvo la tutela del menor. El machismo y un sistema patriarcal era lo que  imperaba por aquel entonces. Todo esto le provocó problemas emocionales.

La violencia, el odio, la muerte, la miseria, la angustia y la extrema pobreza marcaron no solo a su persona sino también a su narrativa. Sus primeras obras literarias están centradas en «los niños asombrados» que veían y estaban obligados a  entender los sinsentidos que les rodeaban. Su estilo es inconfundible y lejos de ahondar en las razones que llevaron a la guerra, sí indaga en ese profundo dolor de quienes la vivieron y todo lo que ello conllevó.

Fue Miembro de la Real Academia Española, donde ocupaba el asiento K y la tercera mujer aceptada dentro de ésta en sus 300 años de historia. En 2009 se convirtió en la primera mujer en dejar un ejemplar en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes, precisamente la primera edición de “Olvidado rey Gudú”, libro que la misma autora señala como su favorito entre todas sus obras.

Recibió el Premio Cervantes, el Premio Nadal, Premio Nacional de las Letras Españolas, Premio Planeta… Obtuvo también el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil  con “Sólo un pie descalzo” y el Premio Lazarillo de creación literaria infantil  por  El polizón del Ulises”, muy recomendable también.  En 1976 fue propuesta para el Premio Nobel de Literatura. Fue Finalista del Premio Príncipe de Asturias de las Letras  2010, Miembro honorario de la Hispanic Society of America, la Universidad de Boston tiene en su biblioteca un fondo llamado Ana María Matute Collection, existe un premio literario que lleva su nombre y sus libros han sido traducidos a 23 idiomas.

Y con todos estos reconocimientos, poco me parecen para una mujer tan grande.

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Carmen Blue

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