EL AGUA Y LA PIEL

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Karin Rosenthal es una fotógrafa nacida en 1947 en Hartford, Connecticut. Estudió en el instituto de Tecnología de Rochester  y en la Escuela de Bellas Artes del Museo de Boston y se graduó en la Universidad de Wellesley.  La fotografía es una vocación que le viene de familia, ya que es la tercera generación que se dedica a esta práctica. Antes que ella su madre era fotógrafa además de dedicarse a la pintura, y su abuela tenía un cuarto oscuro en su casa de Desdre en Alemania, donde daba forma a sus trabajos como autodidacta.

Fue a  finales de los 70 cuando  Karin descubrió la combinación del agua con los desnudos. La naturaleza cobraba fuerza en sus composiciones y se convertía en la base de todo su trabajo. Su  interés en la experiencia humana, aunque esta vez de forma un poco más abstracta, impregnaba su obra. Y así llegó a unificar la naturaleza, el paisaje, con la figura humana. En esta original fusión  Rosenthal trabaja tanto el blanco y negro como el color. Además, utiliza modelos masculinos y femeninos, si bien es cierto que la mujer tiene una presencia más amplia. Para la fotógrafa los contornos femeninos se parecían más a la tierra.

Sin embargo, a diferencia de otros trabajos en los que aparecen desnudos, en las fotografías de Rosenthal huye de connotaciones eróticas para concentrarse en un sentido más espiritual. Es un contraste entre el poder de la naturaleza y la fragilidad humana,   una interpretación que nos lleva al principio mismo de la creación.

Rosenthal lo explica así: “Mi deseo de fotografiar desnudos nació del agua, de la pasión por estar sobre aguas tranquilas, meditando. Queriendo expresar algo acerca de la naturaleza humana como lo había hecho antes en retratos y fotos de calle, busqué la forma de fotografiar personas en el agua para crear imágenes de carácter psicológico, onírico y emotivo. Cuando empecé la serie “Nudes in Water” en 1975, sentí que el agua, la fuente de toda vida, debía mostrar una densidad equivalente a la carne, evocando un caldero de creación y una conexión visual visceral entre el cuerpo y la naturaleza. Estas motivaciones se convirtieron en la base de toda la serie de fotografías (…). Cuando seguí la serie unos años más tarde en “Cape Cod”, las nalgas de un hombre se convirtieron en hojas de nenúfar, dos hombres se convirtieron en un vórtice dinámico, y un padre y su hijo sentados uno al lado del otro en un paisaje repetitivo. Desde entonces me importan menos los matices eróticos de mis temas y más la conexión humana con la tierra. Trabajo con hombres y mujeres indistintamente y los veo de la misma forma. Todos estamos en el mismo camino espiritual”.

Aquí os dejo algunas de sus hermosas imágenes.

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Carmen Blue

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