VIAJE A UN LUGAR DEL PASADO

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Hay rincones en el mundo que  hasta hace poco no estaban muy tocados por las tecnologías y la modernidad. Uno de ellos se encuentra en el extremo oriental de Papúa-Nueva Guinea (la zona occidental de Indonesia),  incluida en el Parque Nacional de Lorentz, considerado Patrimonio de la Humanidad. En la costa de las Casuarinas se encuentra Asmat, un distrito al sur del país que fue colonia de Holanda hasta 1973.

En ella habitan diversas tribus como los korowai, yeli y asmat. Esta última es poseedora de una de las más conocidas y vibrantes tradiciones de tallado en madera del Pacífico, su arte es codiciada por coleccionistas de todo el mundo. Sus preciosos trabajos de talla de madera están relacionados  con su mundo espiritual y  no se trata, por tanto, de piezas meramente ornamentales.  Muchas de ellas son símbolos dedicados a la guerra, la caza de cabezas y la veneración de sus ancestros guerreros, a las que hay que sumar su gran riqueza de corazas, canoas, figuras y tambores, realizados con gran habilidad y considerados los más delicados del mundo en madera.

asmat

Los asmat se han mantenido al margen de la civilización durante mucho tiempo y, de hecho, es lo más próximo que podemos encontrar al hombre primitivo. La población total de esta etnia está estimada en 70.000 personas y, a pesar de ser tan numerosos, eran desconocidos hasta los años 50-60, y todavía en la década de los 70, han mantenido intactos usos, costumbres y tradiciones de lo más peculiares.

Los miembros de la tribu  asmat eran conocidos en tiempos remotos como cazadores de cabezas y por su canibalismo. A pesar de esa  fama  se alimentan de vegetales y de todo tipo de peces, gambas, langostas, cangrejos, delfines, serpientes y cocodrilos que pescan en los ríos.

Los asmat vivían en casas familiares denominadas yeus, que construían en los árboles a una altura que alcanzaba los 28 metros. Estas viviendas se siguen utilizando en zonas remotas río arriba, y algunos hombres las emplean como si fuese una especie de club privado donde se reúnen y donde duermen los solteros.

Sus obras han atraído a coleccionistas y científicos desde los años 50-60, cuando misioneros holandeses los descubrieron y se aventuraron a penetrar en su amplio territorio. En 1961, una de las expediciones, procedente del Museo de Nueva York, de la que formaba parte Michael Rockefeller(hijo del vicepresidente de EE.UU. y coleccionista etnográfico de 23 años) visitó la zona para comprar alguna pieza de arte elaborada por la tribu, pero su embarcación naufragó y su cuerpo desapareció  en la zona sin dejar rastro y sin que se pudiera averiguar si sus componentes fueron víctimas del canibalismo, perecieron devorados por cocodrilos o se perdieron y se ahogaron en los manglares.

Esa población nómada que parecía vivir en la Edad de Piedra entre el año 60 y el 62,  han visto como cambiaba  su modo de vida, algunas de sus costumbres e incluso sus creencias, inundados por la modernidad, porque «el hombre es un lobo para el hombre».

carmen-blue11-e1401998995764Carmen Blue

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