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BEATRIZ GALINDO, “LA LATINA”

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“ Posside sapientiam, quia auro melior est”. (Poseer sabiduría, es mejor que poseer oro).

Beatriz iba a ser monja. Para ese cometido sus padres decidieron que se instruyera concienzudamente en el idioma universal: el Latín. Era el único idioma con el que se podía comunicar una persona con Dios, el que unía gentes y culturas, el que derribaba fronteras…

Salamanca, ciudad natal de Beatriz,  ya era por aquel entonces un hervidero cultural, con el Aula Salmantina, la Universidad… Sus progenitores la mandaron a clases de Gramática en una de las instituciones dependientes de dicha Universidad.

Con 16 años, desafiando su condición de mujer y en un mundo acotado por hombres, mostró grandes dotes para el latín, no sólo en la traducción y lectura de textos clásicos, sino que también era capaz  de hablar con gran corrección y fluidez  en ese idioma, dejando incluso en vergüenza a algunos eruditos y catedráticos de la Universidad salmantina. Se convirtió en una auténtica experta en los textos clásicos y con especial dedicación se fijó en los libros y enseñanzas de  Aristóteles. Sigue leyendo

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LA PRIMERA MUJER CATEDRÁTICA DE LA HISTORIA

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En  los siglos XV y XVI el humanismo renacentista creó entre las clases privilegiadas urbanas europeas un contexto favorable a la educación femenina. Durante el reinado de Isabel I de Castilla se dignificó e impulsó el acceso femenino a la cultura, parcela hasta entonces que  era exclusiva de los hombres. Las mujeres de las clases privilegiadas recibían una esmerada educación y adquirían extensos conocimientos en cultura y lenguas clásicas.  Estas mujeres eruditas formaron parte de los círculos humanistas y eran conocidas como puellae doctae. Todo este contexto favoreció la incorporación de la mujer a la cultura y el acceso a la universidad, lo que confirma la implicación femenina en los proyectos educativos renacentistas y su participación activa en las altas esferas intelectuales. Sigue leyendo

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