En los siglos XV y XVI el humanismo renacentista creó entre las clases privilegiadas urbanas europeas un contexto favorable a la educación femenina. Durante el reinado de Isabel I de Castilla se dignificó e impulsó el acceso femenino a la cultura, parcela hasta entonces que era exclusiva de los hombres. Las mujeres de las clases privilegiadas recibían una esmerada educación y adquirían extensos conocimientos en cultura y lenguas clásicas. Estas mujeres eruditas formaron parte de los círculos humanistas y eran conocidas como puellae doctae. Todo este contexto favoreció la incorporación de la mujer a la cultura y el acceso a la universidad, lo que confirma la implicación femenina en los proyectos educativos renacentistas y su participación activa en las altas esferas intelectuales. Sigue leyendo
LA PRIMERA MUJER CATEDRÁTICA DE LA HISTORIA
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