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Se acerca la fecha, esa que algunos pensamos que se ha convertido en una artimaña comercial. Como ocurre con la Navidad, la Pascua, Halloween, el Año Nuevo y otras festividades de este mundo, el Día de San Valentín es otro intento de encubrir las costumbres pervertidas de los dioses paganos y los ídolos para cristianizarlos. Y así lo cuenta una de las teorías acerca de su origen pagano.
Los antiguos romanos creían que un espíritu regía cada mes y que a mitad del mismo estaba en su mayor esplendor de fortaleza. Por tanto los días 15 de mes eran días de buenos augurios o idus. Pero cuando febrero pasó a tener 28 días, los idus de febrero pasaron a ser el 14 y posteriormente se celebraban en la víspera, el 13, siendo febrero un mes único y convirtiéndose en un importante día de fiesta pagano en el imperio de Roma. El día sagrado era el 14 de febrero, llamado “Lupercalia” o “día del lobo” y se convirtió en un día de lujuria sexual desenfrenada, con el color rojo como símbolo del ritual de sacrificio que llevaban a cabo durante la celebración de la fiesta. En ella los sacerdotes de “Lupercus”(dios de la fertilidad) sacrificaban cabras, un perro y se manchaban de sangre las vestimentas hechas también con pieles de cabra. Por otra parte, los jóvenes tenían que elegir una caja en la que había un papel con el nombre escrito de una joven adolescente, que se convertiría en su pareja sexual de lujuria durante el año siguiente, hasta el próximo 14 de febrero. Pero cuando la Iglesia católica hace su aparición buscan la manera de cristianizar esta fiesta y lo hacen cambiando el nombre del dios pagano “Lupercus” por el de un santo católico, San Valentín.
Y así lo cuenta una de las teorías que otorga el origen de esta fecha a la época de la antigua Roma, dónde se adoraba al dios del amor, cuyo nombre griego era Eros y a quien los romanos llamaban Cupido. Su origen se remonta a la época del Imperio Romano.
San Valentín era un sacerdote que hacia el siglo III ejercía en Roma, gobernada por aquel entonces por el emperador Claudio II, quien decidió prohibir la celebración de matrimonios para los jóvenes, porque en su opinión los solteros sin familia eran mejores soldados, ya que tenían menos ataduras.
El sacerdote consideró que el decreto era injusto y desafió al emperador celebrando en secreto matrimonios para jóvenes enamorados. El emperador Claudio, frente a esa desobediencia, dio entonces orden de que encarcelasen a Valentín.
Fue ahí, cuando el encargado de encarcelarlo quiso poner a prueba al cura y lo retó a devolverle la vista a su hija llamada Julia. De acuerdo a la creencia cristiana, Valentín aceptó y en nombre de su Dios le devolvió la vista.
El padre de Julia y su familia, se convirtieron al cristianismo, pero Valentín siguió encarcelado y el emperador Claudio ordenó que lo martirizaran y ejecutaran el 14 de febrero del año 270.
Julia, en agradecimiento, plantó un almendro de flores rosadas junto a su tumba, convirtiendo a aquella flor en un símbolo del amor.
Entre el año 496 y el 498, el Papa Gelasio estableció el 14 de febrero como el día de San Valentín, el santo del amor.
Pero además de estas teorías sobre su origen, existen otras muy variadas. En los países nórdicos, por ejemplo, es durante estas fechas cuando se emparejan y aparean los pájaros, por ello se cree que su procedencia podría estar relacionada con ese hecho.
En definitiva, el día de San Valentín es una celebración tradicional de países anglosajones que se ha ido implantando en otros países a lo largo del S.XX. y que en la actualidad celebran también en lugares como China, Japón o Taiwán. La idea de intercambiar regalos y cartas de amor nació en Gran Bretaña y Francia durante la Edad Media y es adoptada en EEUU a principios del S.XVIII.
Hacia 1840, Esther A. Howland comenzó a vender las primeras tarjetas postales masivas de San Valentín, conocidas como “valentines”, con símbolos como la forma del corazón o de Cupido.
En la actualidad, además de tarjetas, es habitual regalar flores (especialmente rosas rojas), bombones, salir a cenar con tu pareja u obsequiarla con algún detalle.
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