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La doctora Hawa Abdi es una mujer admirable. Un ejemplo. Nació en 1947 en Mogadiscio y siendo muy joven se vio obligada a criar a sus cuatro hermanos por el pronto fallecimiento de su madre. Su padre trabajaba en el puerto y a pesar de las dificultades derivadas de su situación económica y del propio ‘status’ de la mujer en el tercer mundo, nunca rechazó la posibilidad de convertirse en médico. Y su padre la ayudó.
Hawa consiguió una beca soviética y se trasladó a estudiar a Kiev. Su capacidad y su inteligencia le permitió convertirse en la primera mujer ginecóloga de Somalia. No contenta con ella amplió sus estudios con una licenciatura de Derecho en la Universidad Nacional de Mogadiscio. No tardó en abrir su primera clínica en el corredor de Afgooye, utilizando ya los beneficios de algunos negocios de su familia para prestar atención médica gratuita a sus compatriotas.
La terrible guerra civil de 1991 obligó a la doctora Hawa a cuidar a sus empleados, mientras que sus amigos y familiares acudían a ella para que les prestara apoyo y, sobre todo, refugio. Tanto fue así que en 2012 las propiedades de Hawa albergaban a más de 90.000 refugiados, la mayoría de ellos mujeres y niños.
Hoy en día la doctora Hawa Abdi es reconocida mundialmente como una luchadora en favor de la causa de los más débiles. Con la ayuda de sus hijos, Deqo y Amina, ambos también médicos. Hawa sigue manteniendo su lucha en el corredor de Afgooye.
Nuestra gran mujer de hoy ha ganado numerosos premios y distinciones, incluyendo el premio John Jay de Justicia. Además cuenta con una nominación al Premio Nobel de la Paz en 2012. La secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton dijo de Hawa de que era un ejemplo perfecto «de una persona que nos debe inspirar a todos».
El pueblo de Hawa cuenta con la única fuente de agua dulce libre de la región y, a su vez, se está desarrollando un ambicioso programa de agricultura que tiene como objetivo establecer las bases para luchar contra el hambre en Somalia. El hospital de la doctora Hawa cuenta con 400 camas y es capaz de distribuir vacunas, junto con una atención materna y pediátrica desconocida por esos lares. Toda esta atención se complementa con un colegio de Primaria desde donde se realizan ímprobos esfuerzos para sentar las bases de una nueva generación de líderes somalíes más educados y democráticos.
La única verdad es que lo que comenzó como un campamento sencillo para los desplazados y los pobres se ha convertido en una comunidad que respira libertad y futuro. Una gran esperanza para un pueblo que tuvo la suerte de contar con una mujer como Hawa Abdi.
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