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A los chicos siempre les ha dado vergüenza jugar con muñecas, eran “juegos de niñas”. Al que veían haciendo eso lo llamaban mariquita y estaba feo. Por suerte las cosas han cambiado y mucho. Aquellos niños ahora son hombres, y con esto del internet, pueden comprarlas desde casa con un click. Pero éstas además son muñecas para adultos, y tienen una serie de cualidades un poco especiales. Aparte de poder vestirlas y maquillarlas a su antojo, les genera placer sexual.
Las «Dutch Wives», nombre con el que se las conoce en Japón, parecen enteramente de carne y hueso, y aunque su origen es holandés, fueron los japoneses los que las hicieron famosas, siendo ellos los mayores productores y consumidores.
Las “esposas holandesas” son encargadas desde cualquier parte del mundo a la imagen y semejanza de la mujer ideal del consumidor: Color de pelo, de piel, medidas de pecho, nalgas, cintura, expresión facial, etcétera, incluso pueden tener voz y movimiento con frases elegidas expresamente por el cliente. Las hay que gimen ante las caricias, dan tiernos besos y mueven las caderas además de aumentar su temperatura “corporal” durante el acto sexual. Hay tantas opciones a elegir que difícilmente se encuentra una igual a otra. El precio: 6500€ de media.
En California se fabrican las mundialmente conocidas Real Dolls, en España el distribuidor oficial está en Marbella, Málaga. Compuesta por un esqueleto articulado que permite múltiples posiciones recubierto de silicona con aleaciones con memoria que permite posiciones ultrarealistas.
También existe la alternativa “compañero masculino”, enfocado sobretodo al mercado gay, donde como en el caso de las muñecas, color de piel, pelo, estatura, también es importante la complexión y sobretodo el tamaño de los genitales.
Entre este tipo de muñecas, hay una que llama especialmente la atención, es la Trottla, tiene la apariencia de una niña de 12 años, y aunque el fabricante asegura que no está fabricada para fines sexuales, en la página web las muestra vestida con ropa interior y posturas sugerentes, además de especificar en las instrucciones cómo hacer para calentarlas.
Se puede pensar que es un muñeco y no hace daño a nadie pero, ¿hasta que punto es así?
Puede ser una forma más de incentivar la pedofilia y, en el caso de que al consumidor no le bastase la muñeca, ¿inducir a la pederastia?
Aunque estas muñecas son tan solo una alternativa mas para provocar el placer sexual, hay personas que llegan a sufrir un trastorno del comportamiento, abandonan la vida social y buscan el aislamiento, coleccionan estas muñecas, creando un mundo irreal obsesionandose con ellas. Las maquillan, las visten, las fotografían junto a él para “sentirlas dentro de su realidad diaria”.
A nivel general surgen una serie de preguntas: ¿Porqué tienen tanto éxito estas muñecas? ¿Es el resultado de la sociedad en la que vivimos y nuestra forma de relacionarnos? ¿Le cuesta más a los hombres acercarse hoy en día a la mujer? ¿Es la tendencia una vida sexual solitaria o una forma de combatir la soledad?
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No les hace falta comprar muñecas de esas, hoy en día con tanta tía siliconada…Claro que las mujeres hablan, tardan en arreglarse, son mandonas, se pueden quedar embarazadas…Más tranquilos con sus muñecas,¡dónde va a parar! ¡Jajajaja!