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«Coquetear a veces puede generar violencia». Ese es el mensaje que transmite un vídeo realizado por la policía del condado de Baranya, en Hungría y que forma parte de una campaña para prevenir las violaciones. La policía distribuyó copias oficiales del vídeo a las escuelas para mostrárselas a los estudiantes durante jornadas de prevención del crimen.
Cuando lo vi, lo primero que me vino a la cabeza es esa famosa expresión coloquial de tiempos remotos: “La culpa la tienen ellas que se visten como putas”. ¿Pero en qué siglo vivimos? ¿Tendremos que exponernos a ser quemadas en la hoguera? ¿Volveremos a los fogones del hogar? ¿De verdad tendremos que entonar el “mea culpa”? Desde luego, lo que está claro, es que en el mundo tenemos un grave problema educacional y este vídeo es de todo menos educativo.
En él puede verse a varias chicas que se preparan para salir de juerga. Ya en la discoteca bailan con otros chicos, dejándose besar y tocar. Al finalizar la noche, a la salida de la discoteca, se ve a un hombre encapuchado que espera a una de las chicas, que finalmente aparece tirada en el suelo tras haber sido agredida sexualmente.
Para rematar el vídeo lanzan el siguiente mensaje: «La experiencia demuestra que, para prevenir estos actos de violencia, el modo en que comunican las mujeres es muy importante. Coquetear a veces puede generar violencia».
Ni que decir tiene que las organizaciones feministas ya se han hecho eco de esta campaña, porque culpa a las mujeres al considerar que provocan a los hombres y, por tanto, son ellas las causantes de las posteriores agresiones sexuales.
En un comunicado conjunto, los principales colectivos de defensa de derechos de las mujeres aseguran que el vídeo «humilla a las víctimas y exonera a los agresores» y que la grabación «es claramente misógina».
Éva Cserháti, integrante del colectivo Húngaras Contra la Violencia (NaNe) hace esta declaración en The Guardian: «El video caricaturiza la sexualidad femenina casi al nivel de una película soft-porn y sugiere que las mujeres no deberían divertirse de la misma forma que lo hacen los hombres, porque ese tipo de comportamiento es provocación. Intencionalmente difunde algunas de las peores ideas de una sociedad extremadamente conservadora y patriarcal».
Si veis el vídeo le daréis la razón. Vivimos en un mundo en el que una mujer es violada cada 6 minutos y golpeada cada 18 segundos. Según las estadísticas, Suecia es el país que más violaciones registra de toda Europa: 63 por cada 100.000 habitantes en 2010, tres veces más que en Noruega, el doble que en países de donde se conocen más sucesos como E.E.U.U. y Reino Unido, y hasta 30 veces mayor que en India. Sin embargo, esto se debe a la definición de violación en este país, porque lo cierto es que la región del mundo con la mayor tasa de violaciones es África del Sur. Una mujer nacida allí tiene más probabilidades de ser violada que de aprender a leer.
Las cifras de la ONU no reflejan la realidad, ya que sólo se declararía una violación de cada veinte, lo que significa que en promedio alrededor de 1.300 mujeres serían violadas por día en África del Sur, o sea cerca de 480.000 víctimas cada año.
Las cifras, por desgracia, están ahí. ¿Son todas esas mujeres culpables de su propia violación? ¿Qué pasa en Hungría para que se realice una campaña de estas características? ¿Viven en la prehistoria?
En fin, en ocasiones me asaltan ganas de entonar el “mea culpa” pero por formar parte de este mundo al revés.
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