Jane Russell  era la competencia morena de la actriz más rubia que protagonizó la escena cinematográfica: Marilyn Monroe.

En  «Los caballeros las prefieren rubias”,  película musical estadounidense dirigida por Howard Hawks en 1953 basada en la novela y el musical de Broadway del mismo título, ambas compartían cartel y no defraudaron.

En ella, la actriz de Minnesota, fallecida en marzo de 2011 en su casa de Santa María (California) a los 89 años, daba vida a Dorothy Shaw, una morena cañón íntima amiga de Lorelei  Lee (Marilyn Monroe). En la película ambas eran cantantes de pueblo con aspiraciones a convertirse en grandes estrellas en la escena parisina. La cinta se desarrolla con una serie de enredos, intrigas e incluso un toque de comicidad, en el que al final triunfa el amor. Russell se convierte en una heroína melodramática, mientras que Monroe en una materialista y manipuladora.

Esta película sirvió para poner en el candelero (que no candelabro, aunque hablemos de rubias) a Jane Russell, que años más tarde repetiría en una secuela titulada “Los caballeros se casan con las morenas”, que no obtuvo tanto éxito.

La cuestión es: ¿rubias o morenas?

A lo largo de los siglos la tendencia en el color capilar ha ido cambiando al mismo ritmo que el canon de belleza. Ya en Roma era frecuente teñirse de rubio, mientras que en el Antiguo Egipto la morena era el ideal. No hay más que recordar a Cleopatra.

En Europa, tenemos un poquito de todo. Mientras que a finales de los 60 y principios de los 70 el cine español estaba abducido por las mujeres de los países nórdicos, sobre todo de Suecia, los anglosajones admiraban a la mujer mediterránea, morena y de raza.

Y eso es lo que hemos exportado al otro lado del charco. Hollywood se ha llenado de actrices procedentes de Francia, Italia o España como Sophia Loren, Sara Montiel, Juliette Binoche, Mónica Bellucci o Penélope Cruz. Mujeres de pelo y ojos negros y piel canela. A cambio, los americanos nos mandaban a sus voluptuosas “vigilantes de la playa”.

Pero el mundo capilar no se reduce solo a rubio o moreno, ¿dónde quedan las pelirrojas? Jessica Rabbit es todo un icono,  a pesar de ser un dibujo animado, explosiva con su pelo rojo, la protagonista de «¿Quién engañó a Robert Rabbit?»  es todo un ejemplo de pelirroja peligrosa.

Otra Jessica, la Chastain, candidata al Óscar a Mejor Actriz por su papel en “La noche más oscura”, es una de las famosas pelirrojas de este siglo.

Pero ya en el pasado las pelirrojas estuvieron de moda. ¿Os suena Rita Hayworth? En los años 40 su cuerpo delgado, pero saludable, se convirtió en el modelo a seguir por las féminas y su cabellera rojiza fue deseada por numerosas mujeres que la imitaron.

Nicole Kidman, que en sus comienzos se daba cierto aire angelical (quien lo diría al ver su trayectoria cinematográfica), con su cabellera pelirroja y esas pecas incipientes que ya han desaparecido de su rostro retocado.

Julia Roberts, que nos hizo desear un príncipe azul y un rescate en una escalera de emergencia. ¡Todas quisimos ser putas en los 90!

Julianne Moore, Amy Adams, Drew Barrymore, Kristen Dunst, Emma Stone,  Alyson Hannigan, Amanda Riguetti, Cynthia Nixon… Sí, hay muchas, aunque pocas sean pelirrojas naturales, pero esta no solo es la era del color, también es la de la depilación, así que eso ya no es problema.

Y otras pelirrojas, producto nacional, como la gallega María Castro, que tiene el pelo rojo pero sabe bien que “Sin tetas no hay paraíso”.  Y “la que se avecina” con Cristina Castaño, también galleguiña. Hay más, pero lo dejo ahí para que le deis al coco.

Tan solo un último apunte, todavía en la actualidad existen tribus, como los Himba de Namibia, en los que el color predominante de su cuerpo y de su pelo es el rojo, que las propias mujeres fabrican con una  mezcla de ocre, manteca de vaca, hierbas y el polvo resultante de machacar unas piedras rojizas.

Entonces la pregunta es: ¿los caballeros las prefieren rubias, morenas o pelirrojas? Quizá la respuesta sea que ya no existen los caballeros. ¿Tú qué opinas?

Carmen Blue