Si te gusta comparte...0

Las mujeres no solo ganan menos que los hombres por el mismo trabajo sino que también pagan más caros que los hombres los mismos productos. El gravamen con el que se nos castiga es tan absurdo y disparatado que unos guantes de goma para fregar platos es más caro cuanto menor es la talla. ¿Y quién se ha fijado en esta desigualdad?

Pues esto lo pone de manifiesto un movimiento feminista francés de reciente creación, Georgette Sand, que en su primera iniciativa realiza una comparativa de precios. El nombre del colectivo es un guiño: Georgette Sand es el femenino de George Sand, el seudónimo que eligió la escritora Amandine Aurore Lucile Dupin, para poder publicar sus libros y ser tomada en serio.

Un dato de la revista Forbes, que indicaba que las mujeres americanas pagaban al año 1.300 dólares más que los hombres por productos similares, puso en alerta a este colectivo que decidió hacer un estudio para comprobar si esto también sucedía en su país.
Amélie Cornu, una portavoz del movimiento, considera escandaloso el resultado teniendo en cuenta que las francesas ganan un 27% menos que los franceses y que ellas ocupan el 82% de los empleos a tiempo parcial.

El estudio de Georgette Sand para verificar si existe discriminación de género en las políticas de precios, ha logrado una repercusión inesperada, tanto es así que la secretaria de Estado de Igualdad, Pascal Boistard, recibía hace unas semanas a miembros del colectivo para conocer su análisis y poder solucionar lo que considera un fenómeno del marketing que perjudica a las mujeres como si se tratara de una especie de woman tax.

Los expertos de consumo aseguran que esta política de precios responde a la ley de la oferta y la demanda. Afirman que los precios no se encarecen por el género sino porque se piensa que  la mujer está más dispuesta a adquirir ese producto y a pagar más. Es decir que para algunos este hecho es sólo un ejemplo más de la tasa del marketing y no se trata de una “tasa rosa”.
Sin embargo, para comprobar como en los artículos de uso cotidiano las mujeres pagan más, el estudio de Georgette Sand encuentra numerosos ejemplos: cuchillas de afeitar masculinas que son más baratas que las femeninas, cepillos de dientes que dependiendo de si son de color rosa o azul varían su precio, los guantes de látex que se encarecen dependiendo de la talla… El colectivo feminista Georgette Sand, según los datos registrados, denuncia que en las grandes superficies del país galo el mismo producto en su versión femenina es bastante más caro que el dirigido a ellos.

Tal es la repercusión de su denuncia que en la plataforma Change hay una petición con más de 20.000 firmas para que se acabe con este «impuesto femenino” e incluso se ha creado un canal en Twitter (womentax) en el que las consumidoras añaden precios a esta comparativa y siguen alimentando la polémica.

Pero, ¿es esta “women tax” exclusiva de Francia? Pues además del dato que aparece en la revista Forbes y del trabajo realizado por el colectivo Georgette Sand, se desconoce si existen estudios similares en otros lugares del mundo. En España ni OCU ni Facua han registrado denuncias sobre este supuesto impuesto femenino. En nuestro país, según los expertos, la brecha de precio no la motiva el sexo del consumidor sino el valor subjetivo que éste le da al producto. «Las mujeres se preocupan más por el cuidado personal, valoran estos productos más que los hombres. El coste de producción y la inversión publicitaria puede ser el mismo, pero el hecho de que ellas compren más justifica el encarecimiento», explica el portavoz de Facua.

Entonces, ¿estamos ante una “discriminación que no es sexista”? ¿Se trata en realidad de una “tasa de marketing” propia de la sociedad de consumo?
Los mismos argumentos se dan en el país galo pero estas explicaciones no convencen y mientras el Gobierno investiga el fenómeno, la rebelión femenina crece.

Carmen Blue

Si te gusta comparte...0