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A diferencia de las mujeres, que tienen un amplio rango de anticonceptivos disponibles, las opciones anticonceptivas para el hombre son, aparte de la abstinencia (que si la practican es por obligación) y la marcha atrás (nada fiable), el preservativo o la vasectomía.
¿Qué quiere decir esto? Que las mujeres siguen siendo las que deben soportar la carga de paliar los perjuicios que puedan causar nuestros impulsos, además, todos los dispositivos anticonceptivos y fármacos que están en el mercado actualmente provocan alteraciones en nuestras hormonas y efectos secundarios. Por ello, no estaría mal que saliera al mercado algún anticonceptivo masculino. En eso trabajan grupos de investigadores en todo el mundo, en nuevas ideas para acercar al hombre la responsabilidad de gestionar su fertilidad.
Una investigación, de la Universidad de Osaka, en Japón, es la que está más cerca de lograrlo. El estudio en ratones ha descubierto una forma de hacer que los machos sean temporalmente infértiles al bloquear una proteína específica en el esperma del animal, proteína que también está presente en el esperma humano (el hombre y el ratón…parecidos razonables). La revista Science se hace eco de esta investigación del equipo de científicos japoneses, liderados por Masahito Ikawa, profesor de dicha Universidad. En su estudio, señalan que han identificado una proteína específica del esperma que se podría utilizar como diana para anular temporalmente la capacidad de ese líquido para fecundar óvulos. Esa proteína, conocida como calcineurina, tiene un papel relevante en la fertilidad masculina. Sin embargo, la calcineurina presenta diversas versiones en su producción en los testículos, que complicaron a los investigadores la tarea de identificar el papel de cada una de esas versiones en la fertilidad masculina y la consiguiente posibilidad para interrumpirla.
Ikawa y sus colegas utilizaron fármacos que se sabe que bloquean la calcineurina, como la ciclosporina (se utiliza para bajar la guardia del sistema inmune en casos de trasplantes de órganos y reducir así las posibilidades de rechazo), y los probaron en ratones sanos, que perdieron su fertilidad cuatro o cinco días después de la administración. Los espermatozoides, desactivados por una mutación de la calcineurina, no nadaban bien y ni siquiera fecundaban los óvulos cuando se introducían en ellos por fecundación in vitro. Una semana después de dejar de tomar la droga, su fertilidad volvió.
La calcineurina se podría utilizar como una diana eficaz para producir un anticonceptivo oral masculino, pero la ciclosporina tendría demasiados efectos secundarios, por eso todavía se trabaja en la posibilidad de desarrollar un anticonceptivo oral basado en esta investigación.
Por otra parte, en diciembre de 2013, un grupo de la Universidad Monash, en Australia, presentaba otro trabajo en ratones en el que lograron bloquear el mecanismo que activa la eyaculación sin impedir el orgasmo.
Este tipo de investigaciones podrían reactivar el interés de las compañías farmacéuticas por el desarrollo de anticonceptivos masculinos. Pero todos sabemos que la realidad se maneja en términos económicos. Las farmacéuticas tienen unos objetivos marcados, y si no pueden ganar millones al año con un nuevo fármaco, consideran que no merece la pena invertir su tiempo, esfuerzo y dinero en ello.
Por una parte, esto afectaría al desarrollo de la igualdad en métodos anticonceptivos, algo que parece que no interesa mientras las mujeres sigamos cargando con el peso de la anticoncepción. Por otra, la industria privada farmacéutica no considera necesario invertir en nuevos métodos como la “píldora masculina” y hacer de la gestión de la fertilidad una responsabilidad de ambos.
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