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Que existen plantas, hierbas o especias que tienen propiedades medicinales, curativas o de otro tipo ya era por todos sabido, pero que ese “otro tipo” tenga la capacidad de generar orgasmos, es todo un descubrimiento.
Existe. Es un hongo cuyo hábitat son las piedras volcánicas de la isla de Hawái, con una antigüedad de entre 600 y 1.000 años. Es de una especie de la familia Fungus Dictyophora que no estaba identificada y todavía sin bautizar por los micólogos.
El hongo fue descubierto por los científicos médicos John C. Holliday y Noah Soule. Aunque su existencia fue documentada por primera vez por dichos científicos en la International Journal of Medicinal Mushrooms en el 2001, es ahora cuando salen a la luz las conclusiones sobre sus curiosas propiedades orgásmicas. Ellos clasificaron al hongo de color naranja brillante como un «afrodisíaco femenino potente cuando se olía.»
Según el diario The Independent, la conclusión a la que llegaron los autores de dicho experimento es que las esporas del hongo son similares a los neurotransmisores que se activan en el cerebro humano durante un encuentro sexual. El efecto solo se produce en las mujeres, ya que el experimento con los hombres no dio el mismo resultado (la naturaleza es muy caprichosa).
Esos efectos hasta ahora desconocidos en la libido de las mujeres se descubrieron al realizar un experimento en el que los investigadores les daban a oler a un grupo de mujeres el extraño hongo y comprobaron que, en al menos la mitad de ellas, éste les proporcionaba un orgasmo instantáneo solo con acercarlo ligeramente a la nariz.
Lo único malo de este “nuevo afrodisiaco” es que el olor, lejos de ser tan placentero como su efecto, es todo lo contrario, tiene un olor repelente: huele a carne podrida (así que ya sabemos que no se fabricará ningún perfume con el “hongo orgásmico”).
Lo que sí es cierto es que tras cientos de ensayos clínicos los resultados han sido concluyentes: la nueva especie de hongo tiene la capacidad de proporcionar generosos e intensos orgasmos en las mujeres mientras huelen el también intenso y asqueroso aroma de la seta (la naturaleza es así de caprichosa, ¿ya os lo había dicho?).
Ahora entiendo aquella vieja canción de Mecano que decía “Hawái, Bombay son dos paraísos…”. Nosotras nos quedamos con Hawái, queridas, y ellos que se vayan a Bombay.
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