Uno de los días más importantes en la ciudad de Vigo es el primer domingo de agosto, en el que la imagen del Santísimo Cristo de la Victoria recorre las calles para devoción de sus miles de fieles y curiosos. Esta procesión es algo más que un simple acto religioso, no es solo devoción, es también admiración y tradición.
La devoción no es necesario que la explique; la admiración se debe a lo grandioso del acontecimiento, ya que congrega a muchísimas personas de la ciudad y de fuera; y la tradición, porque pasa de generación en generación aunque no corra por las venas de los herederos el mismo fervor religioso que el de sus antepasados.
Por otra parte, la tradición no es solo una cuestión de herencia. Entre los habitantes de la ciudad la imagen del Cristo de la Victoria es todo un símbolo. Una figura que representa la lucha, la victoria, como su nombre indica. Además, el Cristo está relacionado también con la vida del mar, un sentimiento que en esta costa Atlántica está muy arraigado. Sigue leyendo