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El siglo XX fue testigo, nos ha dejado numerosas muestras de literatura creada por mujeres. Escritoras contemporáneas que revolucionaron con su pluma el arte literario y ocuparon un sitio en la cultura que se les había negado durante siglos.
Virginia Woolf es un ejemplo de esas literatas que, a pesar de su desequilibrio mental, que la llevó a ahogarse en el río Ouse con los bolsillos llenos de piedras, revolucionó la narrativa de su tiempo. Nos ha dejado maravillosos monólogos interiores que exploran la sensibilidad femenina.
Marguerite Yourcenar, historiadora-poeta y novelista, ensayista, crítica y traductora. En 1980 se convirtió en la primera mujer que ingresó a la Academia Francesa; su fama se debe en buena medida a “Memorias de Adriano”.
Simone de Beauvoir, baluarte del feminismo contemporáneo y una de mis preferidas, nos deja sentencias como esta: “El problema de la mujer siempre ha sido un problema de hombres.” En “El segundo sexo” disecciona el rol de la mujer en las comunidades occidentales. Demostró su carácter progresista al entrar en la Sorbona en aquella época para estudiar Filosofía (carrera tradicionalmente de hombres). Allí conoció al padre del existencialismo, Jean-Paul Sartre, que la marcaría para siempre.
Marguerite Duras, originaria de Indochina pero afincada en París, tenía un talento prolífico tanto para la literatura como para otras artes como el teatro o el cine. De hecho fue directora y guionista de varias películas.
Clarice Lispector, nacida en Ucrania pero que vivió en Río de Janeiro, tenía mucho interés por la indagación filosófica y psicológica que renovó la literatura brasileña. Algunos de sus escritos fueron adaptados al cine.
Patricia Highsmith creadora de una obra fértil que modificaría el rostro del género policiaco y del thriller psicológico. El mismo Alfred Hitchcock llevó al cine “Extraños en un tren”, que se convirtió en todo un clásico. Conocida también por la saga que protagoniza Tom Ripley, personaje masculino diseñado por Highsmith, muy verosímil.
Janet Frame, narradora, poeta y ensayista neozelandesa, fue candidata al Premio Nobel de Literatura.
Rosario Castellanos, protagonista de la vida cultural mexicana del siglo XX por su actividad en la narrativa, la poesía, el teatro, el ensayo, la crítica y el periodismo. Fue una aguerrida defensora del feminismo en ese país y llegó a trabajar como embajadora de México en Israel en 1971.
Susan Sontag, además de novelista, ensayista, crítica, directora de escena y cineasta. En pleno conflicto de los Balcanes en Sarajevo montó “Esperando a Godot” en el teatro. En Sarajevo hay una calle con su nombre como muestra de gratitud por la ayuda que prestó a los residentes.
Elfriede Jelinek, la Academia Sueca otorgó el Premio Nobel de Literatura 2004 a esta narradora y dramaturga nacida en Mürzzuschlag, pequeña ciudad de la provincia austriaca de Estiria. Realiza un análisis del resquebrajamiento humano que refleja en libros como “La pianista”, llevado al cine por Michael Haneke en 2001.
Emma Goldman, escritora lituana, fue una de las primeras mujeres en la lucha por la emancipación de éstas y realizó manifiestos feministas e incluso fue enjuiciada por distribuir material sobre la emancipación. Es autora de “Anarquismo y otros ensayos”.
Estos son solo algunos ejemplos, hay muchísimos más, ya que el paso de los siglos y el peso de la lucha de las mujeres han conseguido que en la actualidad formemos parte del mundo de la cultura, lugar que nunca se nos debió negar.
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