Y LE LLAMAN NICO

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Con la llegada del otoño parece que no solo caen las hojas de los árboles (lo digo en sentido figurado porque tenemos de todo en este país menos la tan anhelada estación), sino también las hojas de los expedientes judiciales, sobre todo de aquellos que se suponía, o daba la impresión, que no iban a llegar a ningún lado.
Al parecer el juez Ruz parece que no es lo que muchos pensábamos, una marioneta puesta al servicio del estado, del Gobierno de turno; porque de ser así no creo que se hubiese atrevido a imputar a tal altos e intocables personajes de la clase política, de la gran casta, como diría un conocido coletas al que parece que cada vez más gente teme y otra espera.
Ellos sabrán por qué.
Pero es que su Señoría, por lo visto, no se ha andado por las ramas a la hora de imputar a tan dignas personalidades, acto este admirable en un país donde se crucifica y se persigue a los que intentan que dicha casta pague por sus fechorías, ¿qué no? Podría nombrarles algunos magistrados a los que se ha aplicado, o intenta aplicarse, una disciplina cuestionable, como serían: Elpidio, Garzón, Alaya… y seguro que muchos más en pequeños juzgados repartidos a lo largo y ancho de la geografía del país, muchos que han decidido comportarse como David contra Goliat, a pesar de las futuras y veladas represalias.
Y claro, ahora todos los imputados son señalados como la peste, aunque por supuesto algunos más que otros.
Rajoy le respondía a Sánchez en el congreso diciendo que ningún imputado pertenecía ya al Partido Popular, ¿ninguno? ¿Seguro? Yo pensaba que Acebes seguía militando en el P.P., aunque tal vez me equivoque y solo sea mi calenturienta imaginación la que me juega malas pasadas. Por el contrario se habla mucho de Griñán y Chaves, a los cuales por cierto no les tengo el mínimo respeto por vividores de la política, pero seamos honestos, imputados no están, por lo que no estamos hablando de lo mismo.
Ahora parece que todos los dirigentes populares que se han fotografiado con estos “presuntos” delincuentes, reniegan de ello y manifiestan que son fotografías que podrían haberse tomado con cualquier ciudadano en un momento puntual.
¡Increíble!
Pues no va y resulta que cualquier persona se puede colar en los actos de dicha formación política y hacerse con fondos, subvenciones, presenciar la coronación de un Rey, gozar de escolta policial, pleitesía por parte de Alcaldes incautos… si no solo tienen que recordar al pequeño Nicolás, el cual, desde mi punto de vista es un todo un crack, pero aparte de eso, nadie me quita de la cabeza que alguien le tuvo que facilitar el camino porque si no, chungo. Si hasta para colarte en un discoteca tienes que tener un amiguete con enchufe que le diga al portero que te deje pasar, ¿cómo va a saltarse este niño todos los protocolos de seguridad? Pues como que no me lo creo. Conozco a gente que ha asistido a recepciones donde acudía el antiguo Príncipe de Asturias, y tenían que dar D.N.I., domicilio, teléfono… y si llevaban acompañante también. Por lo que como les he dicho, alguien, alguno o alguna igual de impresentable, le ha enseñado a este joven que este es un país de pillos y parlanchines donde solo tienes que estar en el sitio indicado en el momento adecuado, echarle un poco de cara y tirar de amigos, para destacar.
Por eso el pequeño Nicolás es la imagen nefasta de la conocida casta, a la cual hay que ajusticiar, no me malinterpreten, hablo de aplicarles la justicia de las leyes y no otra, para que la juventud que viene tenga unos valores por los que valga la pena luchar.

LUCINDAGLucinda Gray

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